Lleva casi un mes desde la invasión terrestre más grande y la peor crisis humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y en la mayor amenaza en décadas a la paz y la economía del planeta. La táctica de Rusia replica la que usó en Siria: una guerra de desgaste con asedios y ataques de artillería y aéreos a los que ha sumado el disparo de misiles de largo alcance desde barcos en el mar o desde el espacio aéreo ruso. Pero Putin y sus soldados no se deben haber imaginado que la resistencia ucraniana iba a ser tan poderosa.