El gobierno del presidente Joe Biden lanzó una advertencia al del mandatario ruso Vladimir Putin sobre la acción contra “hackers” que operan en Estados Unidos.

Fue la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, quien envió el mensaje, reiterando que se trata de un “recordatorio” de lo que el presidente Biden hizo a su homólogo ruso durante su reunión en Ginebra.

“Solo reiteraré un mensaje… como el presidente dejó en claro al presidente Putin cuando se reunieron: si el gobierno ruso no puede, o no tomará medidas contra los actores criminales que residen en Rusia, lo haremos tomar medidas, o reservarnos el derecho de actuar por nuestra cuenta”, dijo Psaki en conferencia. “Un miembro de alto nivel de nuestro equipo de seguridad nacional ha estado en contacto con un alto nivel de funcionarios rusos”.

La advertencia ocurre, luego de reportes de que el FBI investiga lo que podría convertirse en uno de los ataques de ransomware más grandes del mundo por parte del grupo de ciberdelincuentes con sede en Rusia llamado “REvil”, que exige un rescate de $70 millones de dólares a la empresa de software Kaseya con sede en Miami el viernes pasado.

El ataque afectó a varios clientes, incluida la cadena de supermercados sueca Coop, que cerró la mayoría de sus 800 tiendas durante dos días.

Las autoridades federales están en alerta, luego de ataques similares en Colonial Pipeline y JBS (procesador de carne), pero el Departamento de Seguridad Nacional indicó que este tipo de agresiones serán cada vez más comunes.

Sin embargo, a pesar de que medios como CBS News reportan que el ataque fue de “Revil”, la portavoz dijo que la Comunidad de Inteligencia todavía no ha atribuido la agresión cibernética.

“La comunidad de ciberseguridad está de acuerdo en que nuestro mal opera fuera de Rusia con afiliados en todo el mundo, pero en nuestras conversaciones, y nos hemos puesto en contacto directamente, seguimos transmitiendo ese mensaje con claridad”, dijo en referencia a pedir la actuación del Gobierno de Putin.

Aunque los “hackers” pidieron originalmente los $70 millones de dólares, según Reuters, la cifra bajó a $50 millones, pero la Casa Blanca no apoya esa política de pagar a los atacantes.

“Nuestra política de ransomware sigue siendo la misma que ha sido durante varios meses y es que no aconsejamos a las empresas pagar en casos de ransomware, dado que incentiva a los malos actores a repetir este comportamiento”, dijo Psaki.