El medio inglés publicó la que será la portada del próximo jueves, en la que aparece el titular del Ejecutivo escoltado por las Fuerzas Armadas e instalaciones de Petróleos Mexicanos, una institución y empresa que han recibido un fuerte impulso bajo la presente administración.

“López Obrador divide a los mexicanos en dos grupos: ‘el pueblo’, con lo que se refiere a quienes lo apoyan, y ‘la élite’, a la que denuncia, a menudo por su nombre, como delincuentes y traidores a los que culpa de todos los problemas de México”, apunta.

El medio también cuestiona la autenticidad de la defensa de la democracia que el presidente asegura representar, pues cuando se plantean objeciones a sus proyectos estrella, convoca a consultas.

“Elige un pequeño electorado que sabe que se pondrá de su lado. Cuando lo hace, declara que la gente ha hablado. Incluso ha pedido un referéndum nacional sobre si enjuiciar a cinco de los seis expresidentes de México por corrupción”, comenta.

The Economist también destaca la incertidumbre que se vive dentro del sector empresarial por las políticas del mandatario, así como la intención ya expresa de López Obrador de reformar o incluso eliminar los organismos autónomos del país, incluyendo el Instituto Nacional Electoral, que no ha dejado de ser blanco de sus críticas.

“Los próximos tres años (refiriéndose a lo que queda de su sexenio) determinarán la profundidad y duración del daño que hace a México y su democracia. Tiene prohibido buscar la reelección, pero está tratando ilegalmente de extender el mandato de un juez amistoso de la Corte Suprema”, agrega The Economist al refererirse a la llamada ‘Ley Zaldívar’.

El medio subraya que si bien la situación económica de México no ha mejorado bajo el mandato de López Obrador, este aún cuenta con 61 por ciento de aprobación entre las y los mexicanos.

“Las instituciones de México son fuertes, pero pueden ceder ante el asalto sostenido de un fanático con apoyo popular”, advierte.

Por ello, el medio remarca que los partidos de oposición deben trabajar juntos para frenar a López Obrador, aunque reconoce que esas mismas formaciones son las culpables del fuerte apoyo mostrado hacia el presidente.

“Los partidos hicieron un pobre trabajo en cuanto a ayudar a aquellos que fueron olvidados durante el largo boom que siguió a la liberación de la economía en la década de los ochenta”, agrega.