El Banco Central Europeo está preparado para al menos repetir el aumento de medio punto en las tasas de interés llevado a cabo el mes pasado, sin descartar un alza aun mayor a medida que la inflación se acerca a otro récord.

Ese es el mensaje de los funcionarios del BCE que participaron en el simposio anual de la Reserva Federal en Jackson Hole, que concluyó el sábado. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, marcó la pauta, diciendo que los costos de endeudamiento de Estados Unidos van a subir y se mantendrán elevados “durante algún tiempo”.

Los 11 miembros del Consejo de Gobierno del BCE que viajaron a Wyoming, en su mayoría de postura argresiva, emitieron un comunicado similar a menos de dos semanas de la reunión de política de septiembre. La miembro del Comité Ejecutivo Isabel Schnabel, la funcionaria del BCE más sénior que estuvo presente, instó a sus colegas a “señalar su firme determinación de llevar la inflación de regreso a la meta rápidamente”.

Es probable que los datos de precios al consumidor de la eurozona, que se darán a conocer el miércoles, refuercen la urgencia. Las estimaciones apuntan a otro máximo histórico del 9%, más de cuatro veces el objetivo del 2%, con un euro debilitado que exacerba el problema al hacer que las importaciones sean más costosas.

Los responsables de política están luchando para estabilizar los precios después de ver que la inflación se salió de control este año. Pero su capacidad para frenar los precios se ve limitada por el creciente riesgo de una recesión en Europa y el hecho de que no tienen control sobre la guerra en Ucrania y la voluntad de Rusia de utilizar los suministros energéticos para perturbar la economía del continente.

Los funcionarios del BCE menos agresivos, como el Economista Jefe, Philip Lane, y Yannis Stournaras de Grecia, tendrán la oportunidad de exponer sus motivos esta semana. Algunos en ese campo creen que una desaceleración en el bloque monetario de 19 naciones podría enfriar los precios.

Además de las tasas, otros temas abordados en Jackson Hole incluyeron la caída del euro frente al dólar y cómo reducir los billones de dólares en bonos que el BCE compró durante las crisis recientes para ayudar a la economía.

Tasas de interés
Después de un aumento de medio punto mayor al esperado en julio, una minoría considerable en el Consejo de Gobierno de 25 miembros está dispuesta a considerar un alza de 75 puntos básicos el 8 de septiembre, con Robert Holzmann de Austria, Klaas Knot de los Países Bajos, y Martins Kazaks de Letonia apuntando a 50 puntos básicos como mínimo.

Ninguno de esos funcionarios indicó que presionará con fuerza por un alza mayor, citando la importancia de los próximos datos y proyecciones. Pero las nuevas estimaciones del personal del BCE, que se darán a conocer el próximo mes, probablemente mostrarán revisiones al alza significativas que podrían situar la inflación de 2023 sobre el 5%, según personas familiarizadas con la situación.

Incluso algunos de los responsables de política más cautelosos del BCE, como Olli Rehn de Finlandia y François Villeroy de Galhau de Francia, enfatizan la necesidad de una acción “significativa”, lenguaje que se cree respalda otro aumento de 50 puntos básicos.

Mientras tanto, Schnabel dijo que incluso si llega una recesión, “básicamente tenemos pocas opciones más que continuar con nuestro camino de normalización”, dijo. El jefe del Bundesbanl, Joachim Nagel dijo que es “demasiado pronto para pensar” cuándo deberían detenerse los aumentos de tasas.

Los miembros más agresivos del BCE pueden terminar usando la perspectiva de un aumento de 75 puntos básicos como moneda de cambio en otros debates. Pero no hay que olvidar que la idea de un aumento de medio punto en julio se consideraba extremadamente improbable hasta pocos días antes de esa decisión.

Inflación
Existe una creciente preocupación de que la gente pronto comenzará a perder la confianza en la capacidad del BCE para controlar los precios al consumidor.

Rehn destacó el riesgo de que las expectativas de inflación se desanclen, mientras que Kazaks dijo que los efectos secundarios se están volviendo “más transparentes y obvios”. Schnabel advirtió que la probabilidad y el costo de ese escenario es “incómodamente alto”.

“Lo que monitorearía con mucho cuidado son las expectativas de inflación, la inflación general, pero lo más importante, la inflación subyacente”, dijo Kazaks. Eso incluye la conciencia de que “no debemos apresurarnos” a retroceder “si la inflación subyacente baja en un trimestre o en un mes”.

El principal impulsor de la presión sobre los precios, la guerra en Ucrania y su efecto en los costos de la energía, no va a desaparecer.

Europa se enfrenta a una “confrontación prolongada” con Rusia, por lo que la reducción del suministro de gas natural y el aumento de los precios de los combustibles fósiles serán un “fenómeno de larga data”, según Rehn.

Tipo de cambio
El euro ha perdido más del 12% frente al dólar desde enero y se ha estancado por debajo de la paridad, empeorando las perspectivas de inflación ya que el precio de la energía se cotiza principalmente en la divisa estadounidense. En términos ponderados por comercio, el euro se ha depreciado alrededor de un 4% este año.

Si bien los funcionarios del BCE sostienen que el tipo de cambio no es un objetivo de política y representa solo un factor al evaluar la economía, algunos están haciendo sonar la alarma. Rehn calificó la situación como una “consideración significativa al establecer la política monetaria”.

Bloomberg