Este fin de semana las imágenes del motor de un avión envuelto en llamas en pleno vuelo dieron la vuelta al mundo. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales y todo quedó en un susto para los presentes. Pero si alguien ha salido realmente mal parado de este episodio ha sido la empresa aeronáutica Boeing, que se ha visto obligada a suspender el vuelo de todos los Boeing 777 hasta descubrir qué ha ocurrido exactamente.

Hay que señalar que después del asunto con los 737 Max —los accidentes que le costaron la vida a más de 300 personas— Boeing se encuentra en la cuerda floja y no puede permitirse ningún traspiés más.

“Boeing está monitorizando activamente los recientes eventos relacionados con el vuelo 328 de United Airlines. Aunque la investigación de la NTSB todavía está en curso, recomendamos suspender las operaciones de los 69 777 que hay de servicio y de los 59 que están en los hangares con motores Pratt & Whitney hasta que la FAA identifique el protocolo de inspección apropiado” rezaba un comunicado emitido por Boeing.

Según la agencia federal de aviación (FAA, por sus siglas en inglés) solo en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur hay aerolíneas que utilicen ese modelo concreto de motor y de avión.