Luego de seis décadas de valioso uso, el radiotelescopio de Arecibo, ubicado en Puerto Rico, colapsó por fallas en su estructura

El icónico radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, que jugó un papel clave en numerosos descubrimientos astronómicos durante más de un siglo, colapsó este martes, según anunciaron las autoridades.

La caída de la gran plataforma de 900 toneladas no causó heridos, añadieron las fuentes.

El colapso del observatorio de 305 metros de diámetro se esperaba, tras una revisión en la que se detectaron daños en su sistema de soporte que mostraban el riesgo de un derrumbe catastrófico.

Dado que no podía repararse sin que representase un riesgo potencialmente mortal para los trabajadores de la construcción, se había decidido desmantelarlo.

El telescopio ha sido un recurso científico clave para los astrónomos durante casi 60 años.

Sethuraman Panchanathan, director de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF, por sus siglas en inglés) que financia el telescopio, dijo en un comunicado hace más de una semana: “La NSF prioriza la seguridad de los trabajadores, el personal del Observatorio de Arecibo y los visitantes, lo que hace que esta decisión sea necesaria, aunque desafortunada”.

El telescopio consistía en una antena parabólica de 305 metros de diámetro con una plataforma de instrumentos de 900 toneladas suspendida a 137 m de altura. La plataforma estab soportada por cables conectados a tres torres.

Los ingenieros habían estado examinando la estructura desde agosto, cuando uno de sus cables de soporte se rompió.

La Universidad de Florida Central, que administra la instalación, había ideado una solución para estabilizar la estructura. Pero el 6 de noviembre se rompió otro cable.

Basándose en las tensiones que actuaban sobre el segundo cable roto, los ingenieros concluyeron que los cables restantes probablemente eran más débiles de lo que se pensaba.

La NSF hizo múltiples evaluaciones de compañías de ingeniería independientes y concluyó que la estructura del telescopio estaba “en peligro de una falla catastrófica” y que sus cables podrían no ser capaces de soportar las cargas para las que fueron diseñados.

Además, varias revisiones indicaron que cualquier intento de reparación podría poner a los trabajadores en peligro de muerte.

“Hasta que llegaron estas evaluaciones, nuestra pregunta no era si el observatorio debía repararse, sino cómo. Pero al final, una ponderación de datos mostró que simplemente no podíamos hacer esto con seguridad. Y esa es una línea que no podemos cruzar”, dijo Ralph Gaume, director de la división de ciencias astronómicas de la NSF.

Agencias