Aunque no lo parezca, hemos recorrido un largo camino. Esta pandemia, sin lugar a dudas, pasará a la historia. Con el ARNm se desarrolló una vacuna completamente nueva. “Entre tanto sabemos muchísimo más sobre este virus, cómo se desarrolla, cómo funciona y ahora podemos producir una vacuna apropiada con mucha más rapidez de lo que podíamos haberlo hecho hace seis o nueve meses”, dijo Hans-Georg Eichler, Director Ejecutivo de la EMA (Agencia Europea de Medicamentos), a la radio austriaca Ö1.
El desarrollo de la vacuna continúa
Los fundadores de BioNTech, Özlem Türeci y Uğur Şahin, también se mostraron optimistas en una entrevista de la revista alemana “Der Spiegel”: si el virus muta demasiado, es tecnológicamente posible adaptar la vacuna. “Podríamos simplemente reemplazar la información genética del antígeno del virus actual por el nuevo mutado. Todo sucedería muy rápidamente y tomaría quizás seis semanas”, afirmaron.
Pero hasta ahora no ha sido del todo necesario. Una revisión por pares recién publicada en “Nature Medicine” confirmó que la vacuna BioNTech / Pfizer es efectiva contra las variantes británica y sudafricana del coronavirus.
Sudáfrica, sin embargo, suspendió el uso de la vacuna de la compañía británico-sueca AstraZeneca, y los científicos aún debaten cómo usar ese fármaco. La compañía farmacéutica había admitido anteriormente que la vacuna solo ofrecía una protección limitada contra una infección leve de la variante B.1.351. No obstante, la vacuna evitaría la evolución grave del COVID.
¿Qué hacer con vacunas menos efectivas?
La menor efectividad es motivo suficiente para reajustarlas de modo que sí protejan contra nuevas variantes o incluso contra una combinación de diferentes mutantes.
En el Reino Unido, por ejemplo, se descubrieron dos formas modificadas de la variante B.1.1.7 del coronavirus británico. Un equipo de expertos del Gobierno calificó a una de ellas de “preocupante”. Por esta razón, los datos clínicos y la continua observación de los cambios constantes en los virus son imprescindibles. La Universidad de Oxford, por ejemplo, trabaja en el refuerzo de una nueva generación de vacunas.
La infectóloga e investigadora de vacunas Marylyn Addo, de la Clínica de la Universidad de Hamburgo – Eppendorf, también enfatizó en la revista ”Der Spiegel” que “tenemos buenas herramientas para contrarrestar los cambios potencialmente problemáticos del virus”. El SARS-CoV-2 cambia con relativa lentitud en comparación con otros virus, según la experta.
Estar al día con las mutaciones
Marylyn Addo aseguró que “actualmente tenemos la oportunidad de estar al día con el virus. Pero para hacer esto, también es importante reducir la tasa de contagios”.
Sin embargo, no solo es importante el desarrollo de la vacuna, sino también la aprobación de la vacuna en cuestión. Özlem Türeci y Uğur Şahin, de BioNTech, también confirman este aspecto. Aquí entran en juego las autoridades que otorgan licencias. “¿Aceptan que hayamos probado una vez de manera rigurosa la eficacia y seguridad de nuestra vacuna, para luego usarla contra otros virus mutantes?”, pregunta Türeci. De lo contrario, tendría que realizarse otro estudio con decenas de miles de sujetos.
No obstante, Karl Lauterbach, experto en salud del partido socialdemócrata (SPD) en el Bundestag y epidemiólogo, advierte sobre la dinámica de las mutaciones: “El tema nos ocupará sobre todo en el futuro. A principios de marzo habrá aumentado la proporción de mutaciones británicas a alrededor del 30 por ciento de nuestros casos (en Alemania). El problema es que la variante Escape de Sudáfrica se halla en la variante británica, y eso es lo más peligroso, una mutación combinada, por así decirlo “, explicó en una entrevista en el diario “Merkur”.
Hans-Georg Eichler, de EMA, es muy consciente de la urgencia de la situación. “Nosotros, como EMA, estamos considerando ahora con otras autoridades de registro internacional, cómo podemos aprobar estas nuevas vacunas lo más rápido posible. Los detalles aún se desconocen, pero ciertamente no regresaremos al principio, donde estábamos hace ocho o nueve meses”.