La expresión “crisis económica” no es nueva en Cuba. Ya tiene muchos años. Pero la crisis se ha agravado sin duda en los últimos tiempos a causa de varios factores. Entre ellos, debido a la reforma monetaria, introducida a comienzos de 2021, como explica a DW el analista Günther Maihold, experto en Cuba. Otro de los factores es la pandemia del coronavirus y sus consecuencias negativas sobre el turismo.

“La crisis del coronavirus fue seguramente la gota que hizo rebosar el vaso, algo con lo cual la gente ya no pudo, y que llevó a las protestas masivas a mitades de julio”, dijo Maihold, vicedirector de la Fundación Ciencia y Política de Berlín (SWP).

El gobierno comunista de la isla parece haber logrado controlar las protestas. Al menos, no es mucho lo que se sabe en este momento sobre las manifestaciones contra el gobierno, luego de que las fuerzas de seguridad detuvieron a mucha gente y se reforzó la presencia policial en las calles, además de limitarse el acceso a internet.

Cuba pide ayuda
Pero la crisis continúa, y parece ser tan acuciante que Cuba está pidiendo ayuda humanitaria a otros países, así como a la organización Cáritas, de la Iglesia Católica, una de las pocas en Cuba que tienen una red eficiente en todo el país y que son, por lo general, más toleradas que apreciadas por el gobierno.

Kilian Linder, representante de Cáritas para Cuba, dijo a DW que “en realidad, Cuba está muy orgullosa de sus logros en el sector de la salud. Hay más médicos por habitante en Cuba que en Alemania, y la isla prestó a menudo ayuda urgente a otros países”. El hecho de que ahora el gobierno de Miguel Díaz-Canel supere sus reticencias y pida él mismo apoyo, demuestra, en su opinión, cuán dramática es la situación actualmente.

Cáritas quiere transportar en avión lo antes posible a Cuba productos como mascarillas, respiradores, medicamentos, trajes protectores para trabajadores sanitarios, entre otros. Entretanto han llegado envíos desde países amigos de Cuba, como Rusia y Venezuela. Rusia envió, según informaciones propias, más de 88 toneladas de bienes de ayuda humanitaria, entre ellos alimentos y mascarillas. China mandó 30 respiradores, y a estos les seguirán otros productos. Venezuela envío la semana pasada alimentos por barco. Además, el buque “Libertador” de la Armada de México llegó al puerto de La Habana el 31 de julio con comida y oxígeno, y dos más le seguirán.

El ministro cubano de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, explicó: “Siempre vamos a estar agradecidos por personas y gobiernos como el de México, que lo que tratan de exportar hacia Cuba es esa amistad y hermandad que nos unen, y no la guerra o la violencia”.

EE. UU. responde con medidas punitivas
El gobierno estadounidense impuso más medidas de castigo contra Cuba debido a la represión de las protestas del 11 y 12 de julio por parte de las fuerzas de seguridad, sancionando al director de la Policía Nacional Revolucionaria Cubana, Óscar Callejas Valcarce, y a su director adjunto, Eddy Sierra Arias. El presidente de EE. UU., Joe Biden, amenazó con extender las medidas “si en Cuba no se producen cambios drásticos”.

A todo esto, muchos pensaron que con el gobierno demócrata EE. UU. volvería a una era anterior a la de Donald Trump en lo político. La relaciones entre Cuba y EE. UU. se relajaron un poco durante el “deshielo” impulsado por el presidente Barack Obama, pero Trump dio marcha atrás con sus nuevas y duras sanciones contra el país caribeño.

Según Günther Maihold, que Biden se aferre a una política restrictiva hacia Cuba tiene, sobre todo, motivos internos. “Biden no quiere abrir otros frentes en el electorado que apoyó a Trump ni en la comunidad de exiliados cubanos en Florida, que configuran un grupo importante de votantes en Estados Unidos”, señala.

¿Ayuda para tranquilizar a los descontentos?
También las esperanzas de un nuevo estilo político de diálogo del gobierno cubano se vieron frustradas. Maihold ve a la cúpula cubana “en una zona gris entre un accionar represivo y, por otro lado, el intento de escuchar un poco las demandas urgentes de la población”, por ejemplo, con el levantamiento de la prohibición a los viajeros de introducir de productos hasta diciembre. Eso y la distribución gratuita de bienes esenciales en las calles de Cuba es, en definitiva, un intento “de quitarle filo a las protestas”. Sin embargo, el experto duda de que ese plan resulte bien. La mayoría de los manifestantes son jóvenes, y aunque crecieron en la mística de la Revolución, ya no tienen nada que ver con esta debido a sus experiencias, explica. “Y su expectativa es que ahora cambie realmente algo en sus condiciones de vida”.

Sin embargo, eso no sucederá solo con los envíos de ayuda humanitaria, al menos no a largo plazo. Esa ayuda no modificará el hecho de que muchos cubanos siguen sufriendo la escasez de alimentos o la falta de electricidad y, desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, la falta de medicamentos.

Kilian Linder, de Cáritas Internacional, piensa que mucho depende de la campaña de vacunación. Si bien Cuba ha logrado desarrollar sus propias vacunas y mantener baja la tasa de contagio, ahora la incidencia de siete días por cada 100.000 habitantes se encuentra por sobre las 500 infecciones, y solo cerca de la mitad de los cubanos ha recibido al menos una vacuna. Además, tanto la vacuna “Abdala” como la “Soberana” necesitan de tres dosis.

“La pregunta es qué tan bien funcionarán la producción de la vacuna contra el coronavirus y la vacunación en los próximos meses en vista de la crisis de escasez. Si Cuba no puede frenar el coronavirus el para fin de año, la situación será crítica”.

(cp/ers)

Autor: Ines Eisele