Ante la decisión de un juez de la Corte Suprema de Brasil de anular los procesos y sentencias dictadas contra el expresidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, argumentando un error de jurisdicción, el diario suizo Neue Zürcher Zeitung comenta: “El fallo judicial es significativo por dos razones. En primer lugar, es un signo más de que se ha agotado el impulso para combatir la corrupción en el país más grande de América Latina. Puede que el juez de la Corte suprema haya obrado correctamente al fallar, desde el punto de vista puramente legal. También sigue rigiendo para Lula da Silva el principio de in dubio pro reo, dado que no ha sido condenado en última instancia. Pero es un ejemplo de cómo las investigaciones de casos de corrupción se empantanan una y otra vez en Brasil. Con decisiones de procedimiento se dilatan reiteradamente esos casos legales, hasta que prescriben. En el caso de Lula, uno se pregunta sinceramente cómo es posible que hayan pasado casi cuatro años tras su condena hasta que un juez se diera cuenta de que había actuado un tribunal que no correspondía. (…) En segundo lugar, el fallo, si es que se sostiene, tendrá repercusiones fundamentales en el escenario político de Brasil. De momento, se puede partir de la base de que Bolsonaro y Lula dominarán las próximas elecciones presidenciales. De acuerdo con los sondeos de los últimos meses, Lula es claramente el rival más difícil para Bolsonaro”.

Veredicto explosivo
Para el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, la decisión del juez es explosiva. “Brasil está ante la amenaza de una polarización aún mayor. Muchos pronostican ya una pugna electoral entre Bolsonaro y Lula. Pese a toda la animadversión, ambos se necesitan mutuamente para movilizar a su electorado. El presidente Bolsonaro criticó el veredicto del juez Fachin y afirmó que nadie añora un candidato como Lula. Dijo que todos tienen claro lo que hizo mal el gobierno del Partido de los Trabajadores durante su período, de 2003 a 2011. Lo que el presidente brasileño no dice es que le viene bien el retorno de Lula. Porque ya en 2018, cuando Bolsonaro ganó las elecciones, lo consiguió sobre todo porque los brasileños lo veían como el polo opuesto al Partido de los Trabajadores. En Brasil habrá probablemente una nueva confrontación de derecha contra izquierda. Apenas queda espacio para candidatos de centro. Brasil podría deslizarse ya un año y medio antes de las elecciones hacia una caldeada campaña electoral, y eso en la cúspide de una pandemia con más de un cuarto de millón de muertos, y en medio de una crisis económica”.

Profunda división
También el rotativo alemán Süddeutsche Zeitung, de Múnich, considera que la anulación de las condenas judiciales contra “Lula” no es necesariamente una mala noticia para el actual presidente de Brasil. “Bolsonaro se ha visto en los últimos meses bajo creciente presión. El coronavirus está en gran medida fuera de control en el país, y últimamente ha muerto diariamente más gente que nunca desde el inicio de la pandemia. Hay acusaciones de corrupción en sus propias filas y varias investigaciones incluso contra los hijos del presidente. Además, en diciembre acabaron los populares subsidios, la economía se debilita, el consumo baja y el desempleo aumenta. El potencial regreso de su viejo rival, Lula da Silva, es una distracción bienvenida. Bolsonaro puede atizar el viejo odio y volver a movilizar así a los sectores periféricos de su base, que tambalean. Sin embargo, hay una gran incógnita. No es seguro si Lula da Silva quiere presentarse a las elecciones. El socialdemócrata cumplirá 77 años en 2022. Todavía está en forma, o al menos eso es lo que demostrarían los videos que su equipo difundió cuando fue liberado, en 2019. Un triunfo contra Bolsonaro sería la coronación de su carrera política. Pero recibiría un país con una población profundamente dividida y una economía que habría que reconstruir arduamente. Además, entretanto hay promisorios candidatos de izquierda más jóvenes que Lula, que podrían tener potencial para derrotar a Bolsonaro. Habrá que ver si Lula les despeja el camino”.

El mayor enemigo de Bolsonaro
El matutino Berliner Zeitung hace notar que, teóricamente, Luiz Inácio Lula da Silva podría participar en los comicios de 2022, y apunta: “Con la anulación de las sentencias, Lula no ha sido declarado inocente. Pero, hasta que haya un nuevo proceso, el político ya podría ir rumbo al palacio presidencial. Todavía no está claro si una nueva candidatura de Lula beneficiaría o perjudicaría al actual presidente. Pero una cosa sí es clara: la estrella de Bolsonaro se eclipsa. El presidente de derecha radical, que ya en la campaña electoral lanzó diatribas contra mujeres, homosexuales y minorías, se ha destacado hasta ahora en su período, sobre todo, por impulsar la quema del bosque tropical y por negar la crisis del coronavirus.Precisamente esto último afectó la inicialmente gran popularidad de Bolsonaro. Lula, que ya fue presidente de Brasil, siegue siendo visto por gran parte de la población, especialmente la más pobre, como un benefactor. Otra cosa ocurre con el Partido de los Trabajadores, que cofundó en 1980. Décadas de escándalos de corrupción han dejado huella, y Bolsonaro sabrá utilizar para sus fines la profunda desconfianza de la población. Para que la mayoría opte por el, Lula tendría que lograr forjar una alianza que reconcilie tanto al centro político como al espectro de la izquierda. En ese caso, Lula sería para muchos brasileños más que el supuesto mal menor”.

(cp)

Autor: Emilia Rojas Sasse