Un distrito escolar de Montana ha ofrecido bonos de 4.000 dólares e invita a una prueba de manejo para autobuses escolares amarillos, con la esperanza de persuadir a los aspirantes a aceptar un empleo que las escuelas están batallando para cubrir cuando los niños regresan a clases presenciales.

Un distrito escolar de Delaware ofreció pagar 700 dólares a los padres para que consigan su propio transporte y un distrito de Pittsburgh retrasó el inicio de las clases y señaló que cientos de niños más deberán llegar caminando a la escuela. Centros escolares de todo Estados Unidos ofrecen bonos de contratación, proporcionan la capacitación necesaria para obtener una licencia de conducir comercial e incrementan el salario por hora a fin de atraer a más conductores.

La escasez de choferes de autobuses está complicando el regreso de un año escolar de antemano amenazado por la contagiosa variante delta contagiosa del COVID-19, desacuerdos polémicos por el uso obligatorio de mascarillas y el desafío de ponerse al corriente en el terreno educativo perdido cuando la pandemia se desató el año pasado.

La falta de conductores no es nueva, pero un déficit de fuerza laboral en muchos sectores y los efectos persistentes de la pandemia han empeorado la situación, dado que cerca de la mitad de la fuerza laboral era mayor de 65 años y más vulnerable al virus, de acuerdo con Joanna McFarland, cofundadora y directora general de la compañía de servicio de transporte escolar HopSkipDrive, la cual rastrea asuntos relacionados con el transporte escolar.

Su compañía realizó un sondeo en marzo que reveló que cerca del 80% de los distritos que respondieron están teniendo problemas para encontrar la cantidad necesaria de conductores.

“Estamos realmente en un punto crítico”, dijo McFarland.

First Student, una compañía que contrata el servicio de transporte para distritos escolares en todo el país, llevó a cabo eventos de pruebas de manejo en Montana y en muchos otros estados este verano para darle a la gente una oportunidad de sentarse frente al volante. Se esperaba que eso podría derribar un obstáculo para quienes de otra manera podrían estar interesados en ayudar a los niños a tener un viaje seguro de la casa a la escuela y viceversa, detalló Dan Redford, de First Student en Helena, Montana.

“De hecho creamos una ruta cerrada en las instalaciones e invitamos al público a entrar y enterarse de que no era algo tan complicado conducir un autobús grande”, añadió Redford. “En realidad es muy fácil de conducir. Uno se sienta en lo alto y tiene una vista muy buena”.

En Helena, la compañía cuenta con 50 choferes de autobús y necesita 21 más antes del inicio de clases el 30 de agosto, un déficit que Redford considera sin precedentes.

La variante delta también llevó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) a recomendar el uso generalizado de mascarillas en las escuelas, especialmente para niños que por su corta edad no son elegibles para recibir la vacuna contra el COVID-19. Pero en muchas áreas se registra una oleada de protestas encarnizadas contra el uso de barbijos.

Un distrito escolar de Montana ha ofrecido bonos de 4.000 dólares e invita a una prueba de manejo para autobuses escolares amarillos, con la esperanza de persuadir a los aspirantes a aceptar un empleo que las escuelas están batallando para cubrir cuando los niños regresan a clases presenciales.

Un distrito escolar de Delaware ofreció pagar 700 dólares a los padres para que consigan su propio transporte y un distrito de Pittsburgh retrasó el inicio de las clases y señaló que cientos de niños más deberán llegar caminando a la escuela. Centros escolares de todo Estados Unidos ofrecen bonos de contratación, proporcionan la capacitación necesaria para obtener una licencia de conducir comercial e incrementan el salario por hora a fin de atraer a más conductores.

La escasez de choferes de autobuses está complicando el regreso de un año escolar de antemano amenazado por la contagiosa variante delta contagiosa del COVID-19, desacuerdos polémicos por el uso obligatorio de mascarillas y el desafío de ponerse al corriente en el terreno educativo perdido cuando la pandemia se desató el año pasado.

La falta de conductores no es nueva, pero un déficit de fuerza laboral en muchos sectores y los efectos persistentes de la pandemia han empeorado la situación, dado que cerca de la mitad de la fuerza laboral era mayor de 65 años y más vulnerable al virus, de acuerdo con Joanna McFarland, cofundadora y directora general de la compañía de servicio de transporte escolar HopSkipDrive, la cual rastrea asuntos relacionados con el transporte escolar.

Su compañía realizó un sondeo en marzo que reveló que cerca del 80% de los distritos que respondieron están teniendo problemas para encontrar la cantidad necesaria de conductores.

“Estamos realmente en un punto crítico”, dijo McFarland.

First Student, una compañía que contrata el servicio de transporte para distritos escolares en todo el país, llevó a cabo eventos de pruebas de manejo en Montana y en muchos otros estados este verano para darle a la gente una oportunidad de sentarse frente al volante. Se esperaba que eso podría derribar un obstáculo para quienes de otra manera podrían estar interesados en ayudar a los niños a tener un viaje seguro de la casa a la escuela y viceversa, detalló Dan Redford, de First Student en Helena, Montana.

“De hecho creamos una ruta cerrada en las instalaciones e invitamos al público a entrar y enterarse de que no era algo tan complicado conducir un autobús grande”, añadió Redford. “En realidad es muy fácil de conducir. Uno se sienta en lo alto y tiene una vista muy buena”.

En Helena, la compañía cuenta con 50 choferes de autobús y necesita 21 más antes del inicio de clases el 30 de agosto, un déficit que Redford considera sin precedentes.

La variante delta también llevó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) a recomendar el uso generalizado de mascarillas en las escuelas, especialmente para niños que por su corta edad no son elegibles para recibir la vacuna contra el COVID-19. Pero en muchas áreas se registra una oleada de protestas encarnizadas contra el uso de barbijos.

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