Los reguladores de Estados Unidos autorizaron el miércoles la vuelta a los cielos del Boeing 737 MAX, casi dos años después de su inmovilización debido a dos accidentes que dejaron 346 muertos en cinco meses.

La Agencia Federal de Aviación (FAA) precisó en un comunicado que el aparato será objeto de varias modificaciones y que aún debe aprobar la formación necesaria para los pilotos antes de que el 737 MAX pueda volar nuevamente sobre el espacio aéreo de Estados Unidos.

La principal modificación será el software de control de vuelo MCAS, que los pilotos de los accidentados vuelos de Lion Air el 29 de octubre de 2018 y Ethiopian Airlines el 10 de marzo de 2019 no pudieron dominar.

“Ha sido un camino largo y agotador hacia esta decisión”, dijo el director de la FAA, Steve Dickson, en un video que acompañó el anuncio.

“Pero dijimos desde el principio que nos tomaríamos el tiempo necesario para hacerlo bien. Nunca nos guiamos por el tiempo, seguimos un proceso metódico y deliberado”, agregó Dickson, quien piloteó él mismo un vuelo de prueba en septiembre.

Las compañías aéreas deberán por su parte realizar trabajos de mantenimiento en los aviones estacionados en las pistas de los aeropuertos durante más de 20 meses.

No obstante, American Airlines ya programó un vuelo para finales de diciembre.

“Hemos implementado procesos rigurosos para garantizar la seguridad de cada aeronave y que nuestros pilotos, asistentes de vuelo, colegas y clientes tengan confianza en el regreso del 737 MAX”, dijeron los ejecutivos de la compañía en una carta dirigida a los empleados.

En cuanto a los aparatos almacenados en Boeing, deberán ser examinados por un inspector de la FAA antes de que sean enviados a los clientes.

En tanto, el 737 MAX no volverá a volar de forma inmediata en todo el mundo, pues las autoridades de aviación de otros países han decidido realizar sus propias certificaciones.

La agencia canadiense dijo que “muy pronto” completará su propio proceso de validación y que solicitará más cambios.

Por su lado, la agencia europea de aviación debería dar oficialmente luz verde a finales de 2020 o principios de 2021.

  • “Un hito importante” –

El jefe de Boeing, David Calhoun, dijo que la decisión de la FAA constituye “un hito importante” e indicó que “nunca olvidaremos las vidas perdidas en los dos trágicos accidentes que llevaron a la decisión de suspender las operaciones”.

“Esos acontecimientos y las lecciones que aprendimos de ellos han remodelado nuestro negocio, que se ha centrado más en nuestros valores fundamentales de seguridad, calidad e integridad”, agregó en un comunicado, en el que también dijo estar listo para trabajar con los reguladores de todo el mundo para un rápido regreso al servicio.

Pero los familiares que perdieron a sus seres queridos en los accidentes criticaron la decisión, según un comunicado de Clifford Law Offices, el bufete que los representa.

“El fuerte secretismo de la FAA significa que no podemos creer que el Boeing 737 MAX sea seguro”, dijo Michael Stumo, cuya hija murió en el accidente de Ethiopian Airlines.

Boeing enfrenta una serie de investigaciones y demandas relacionadas con los accidentes.

Un informe publicado en septiembre por un panel de la Cámara de Representantes calificó los accidentes de Lion Air y Ethiopian Airlines como “la horrible culminación de una serie de asunciones técnicas defectuosas de los ingenieros de Boeing, una falta de transparencia por parte de la gerencia de Boeing y una supervisión extremadamente insuficiente por parte de la FAA”.

El regreso del 737 MAX se produce en momentos en que el sector está muy afectado por la pandemia de coronavirus, situación que llevó a Boeing a perder 393 pedidos en los primeros 10 meses del año.

Sin embargo, el constructor aeronáutico con sede en Seattle, que tiene actualmente 450 aparatos en stock, podrá reanudar sus entregas, lo que le permitirá reponer sus arcas tras la profunda crisis.

Boeing estima que la crisis del 737 MAX le costó cerca de 20.000 millones de dólares: 11.300 millones por los costos directos e indirectos asociados con la producción y suspensión de su fabricación durante varios meses y 8.600 millones relacionados con la compensación ofrecida a las aerolíneas.

AFP