Estados Unidos invertirá 50 millones de dólares (46 millones de euros) en los próximos cinco años para llevar a Corea del Norte información sobre el mundo exterior, con la esperanza de mejorar la imagen de Estados Unidos y Corea del Sur que tienen los norcoreanos.

Como parte de un paquete más amplio de gasto anual en defensa, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó a finales de diciembre la Ley Otto Warmbier para contrarrestar la censura y vigilancia en Corea del Norte.

La ley pretende promover estrategias contra las limitaciones a la información y la vigilancia ejercidas por Piongyang sobre sus ciudadanos. Lleva el nombre del estudiante estadounidense que fue detenido en Piongyang en 2016 , acusado de subversión, y condenado a 15 años de cárcel por robar un cartel. Liberado en junio de 2017 en estado vegetativo, Warmbier, de 22 años, murió en un hospital de Ohio seis días después.

En virtud de esa ley, los fondos se destinarán a la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos, que actúa como organización de promoción del gobierno estadounidense, emitiendo y difundiendo información en todo el mundo.

“Me parece interesante que Estados Unidos esté ahora más dispuesto a operar en la ‘zona gris’ que otros países han estado explotando desde hace algún tiempo, donde la guerra informática es una de las medidas coercitivas que se están aplicando, mientras se mantienen por debajo de los umbrales que desencadenarían un conflicto convencional”, dijo a DW Dan Pinkston, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Troy, en Alabama.

EE. UU. espera que los norcoreanos “hagan más preguntas”
Washington está tratando de ponerse al día con Rusia, que ha sido particularmente eficaz en la siembra de propaganda que promueve sus propios objetivos geopolíticos, dijo Pinkston.

El programa estadounidense se centrará en emisiones de radio en el Norte, así como en el desarrollo de “herramientas para la libertad en internet”, diseñadas para ayudar a los usuarios a sortear los límites impuestas por el gobierno norcoreano al libre acceso al mundo digital.

“En el mejor de los casos, un ‘ataque’ con éxito utilizando información pasará desapercibido durante algún tiempo y, por tanto, será más sutil y tendrá el objetivo, a más largo plazo, de desestabilizar y hacer que la población de Corea del Norte se haga más preguntas”, dijo Pinkston.

Corea del Norte censura medios de comunicación extranjeros
Eujin Kim, que huyó con su madre y su hermana de la provincia de Hamgyong del Norte debido a la escasez de alimentos que asolaba su tierra natal, afirmó que introducir más información en el Norte fomentaría las críticas al régimen, pero advirtió que eso podría ser peligroso.

La razón es que Piongyang ha intensificado en los últimos meses la represión contra cualquier persona que fuera descubierta escuchando transmisiones de radio extranjeras, o mirando películas o programas de televisión introducidos de contrabando en el país, advirtieron analistas y desertores del régimen norcoreano. Se conocieron informes que aseguran que adolescentes a los que se ha visto practicando movimientos de baile al ritmo de música K-pop han sido trasladados a colonias penales.

“Hace veinte años, muy poca información sobre el mundo exterior llegaba a Corea del Norte, pero ahora mucha gente ha visto noticias, programas de televisión o películas del extranjero”, afirma Eujin Kim, miembro de Freedom Speakers International, organización que ayuda a los refugiados norcoreanos a aprender inglés.

“Está claro que desde el año pasado el gobierno está intentando por todos los medios controlar la información que entra en el país”, dijo. “Al régimen le preocupa mucho porque es una amenaza. Hace solo unos días escuché que habían ejecutado a un adolescente por ver una película surcoreana”.

En enero, el gobierno norcoreano aprobará la Ley de Protección de la Lengua Cultural de Piongyang, que prohíbe a los ciudadanos utilizar términos extranjeros al hablar o escribir. También proscribirá la moda y los peinados extranjeros y aumentará los castigos por acceder a medios de comunicación de otros países.

(gg/cp)

Autor: Julian Ryall