Un nuevo estudio que examina el potencial contaminante de los lanzamientos de cohetes descubrió que los vuelos espaciales emiten muchas más cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera superior de lo que normalmente existe.

Si bien los vuelos espaciales todavía están reservados solo para los súper ricos y privilegiados, el informe encontró que a medida que aumenta la cantidad de vuelos desde la Tierra, también aumentará el potencial de contaminación de forma significativa.

El estudio, publicado el martes, modeló los gases y el escape de un cohete desde el lanzamiento hasta 42 millas (67 kilómetros) en la atmósfera. El modelo se basó en el Falcon 9, un cohete creado por la compañía SpaceX de Elon Musk.

En la atmósfera inferior, la cantidad de CO2 (dióxido de carbono) emitida por el cohete no fue sustancial en comparación con el aire circundante, encontró el artículo. Eso se debe a que el cohete viaja muy rápido y la atmósfera inferior tiene una concentración más densa de gases, incluido el CO2.

Sin embargo, en la mesosfera, entre 30 y 50 millas (50 y 80 kilómetros) sobre la Tierra, el aire es mucho más delgado y los gases de escape de los cohetes son más notables. Aquí, cuando el cohete viaja 1 kilómetro, emite la misma cantidad de CO2 que existe en 26 kilómetros cúbicos del aire circundante.

El CO2 es el gas de efecto invernadero que calienta el planeta y provoca la crisis climática. Los cohetes espaciales también liberan NOX (óxidos de nitrógeno), que pueden interactuar con el agua para crear lluvia ácida y dañar ecosistemas frágiles. Los óxidos de nitrógeno como el dióxido de nitrógeno y el óxido nítrico pueden ser peligrosos para la salud en altas concentraciones.

El Falcon 9 funciona con un combustible a base de queroseno que emite CO2 como cualquier otro combustible fósil. El cohete Blue Origin de Bezos, por otro lado, utiliza un combustible a base de hidrógeno que emite sobre todo vapor de agua (también un gas de efecto invernadero que calienta el planeta) y algunos óxidos de nitrógeno, informa AP.

Estos hallazgos deberían impulsar a los científicos de cohetes a tratar de mitigar cualquier impacto potencial en el clima y la salud antes de que los lanzamientos se vuelvan más comunes, le comentó a The Independent Dimitris Drikakis, ingeniero aeroespacial de la Universidad de Nicosia en Chipre y autor del estudio.

“En el corto plazo, no hay preocupación porque todavía estamos en la etapa experimental”, añadió. “Pero a largo plazo, cuando esto se convierta en una situación más común, entonces aquí es donde puede surgir un problema a menos que hagamos algo al respecto”.

Los vuelos espaciales se han vuelto cada vez más populares entre multimillonarios como Jeff Bezos, Elon Musk y Richard Branson.

En julio, Bezos viajó en el primer vuelo tripulado de Blue Origin, junto con su hermano, el aviador Wally Funk y un adolescente que pagó US$28 millones. El mes pasado, SpaceX envió a tres ciudadanos privados a la Estación Espacial Internacional, la primera vez que astronautas no profesionales visitaron la estación en órbita, por un costo de US$55 millones cada uno.

Según los informes, Virgin Galactic, la compañía de Richard Branson, cobra el precio (relativamente) menos costoso de US$450.000 por boleto.

Pero aunque hasta ahora se limitan a los muy ricos, estas compañías esperan hacer que los viajes espaciales sean más comunes, lo que puede verse como una incursión emocionante para ampliar los límites de los viajes más allá de la Tierra. Pero estos lanzamientos también son un desastre ambiental potencial, pues es posible liberen grandes cantidades de contaminantes a una crisis climática que ya está en aumento drástico.

“Demostramos que la contaminación de los cohetes no debe subestimarse, ya que los futuros lanzamientos frecuentes de cohetes podrían tener un efecto acumulativo significativo en el clima de la Tierra”, declaró el coautor del estudio, Ioannis Kokkinakis, investigador de la Universidad de Nicosia, a través de un comunicado de prensa.

No está claro cuánto tiempo tardarán estos gases en dispersarse en la atmósfera, según el comunicado de prensa del estudio, el cual se publicó en la revista académica Physics of Fluids.

El impacto en la atmósfera tampoco está claro y puede depender de dónde terminen esos gases. Un estudio del año pasado encontró que el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en la mesosfera causaba que esa capa se enfriara y encogiera.

Además de CO2, la nueva investigación encontró que los cohetes también emitirían cantidades considerables de óxidos de nitrógeno en la atmósfera inferior. Las cantidades excesivas de óxidos de nitrógeno pueden provocar problemas respiratorios graves y formar lluvia ácida cuando se mezclan con las nubes, según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.

El Dr. Drikakis calificó las capacidades actuales de las nuevas compañías de cohetes como “sorprendentes” y espera que utilicen este tipo de investigación para diseñar sistemas de cohetes más sostenibles.

Si bien es probable que los lanzamientos más frecuentes influyan en la atmósfera, dice Drikakis, no está seguro de cuál es ese umbral de frecuencia, y espera que, al tener en cuenta la sostenibilidad, los científicos de cohetes puedan mejorar el diseño para aumentar la cantidad de lanzamientos de cohetes que pueden ocurrir sin dañar el planeta.

“Es muy, muy importante comprender los efectos negativos que podría tener la contaminación de los cohetes”, añade Drikakis, “para diseñar mejores cohetes, mejores combustibles y continuar, sin interrupciones, el proceso de evolución del descubrimiento científico”.

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