El regreso de la Ford Ranger
Ford vino a poner un poco de barullo en el mercado de las camionetas medianas, cuando decidió resucitar a la Ford Ranger en el 2019, luego de 8 años de hibernación. Toyota les estaba “comiendo el lunch” con su Tacoma, y parecía tiempo de ponerle freno a los japoneses.

No solo Toyota que ha visto las ventas de la Tacoma decrecer un 10% en el 2020, ha sentido la arremetida de la Ford Ranger. La Chevrolet Colorado va a cerrar el año con más de 14% de decline en sus ventas, mientras que la camioneta que nos ocupa, la Ford Ranger, reporta ganancias de un 8% en comparación con el pasado año.

A pesar de su aparente éxito en ventas, y luego de reconocer que la camioneta mediana de Ford ofrece un adecuado equilibrio valor-precio en algunos de sus terminados, pecaríamos de engañoso si no mencionáramos algunos de sus inconvenientes, que, en mi opinión, Ford podría trabajar en enmendarlos sin mucho derroche.

Desde afuera
Como afirmamos en nuestra reseña del pasado año, la Ford Ranger se aparta manifiestamente del lenguaje de diseño de la exitosa Serie F de Ford. Si bien el estilo no es electrizante, Ford logra proporciones adecuadas y omite los clichés típicos de camionetas de antaño, con una línea de corte profunda en la parte inferior de las puertas. Varias opciones de ruedas, rejillas, molduras y pintura ayudan a los compradores a agregar carácter a la camioneta.

Por dentro
Por dentro la Ranger es más sencilla, y si bien esto es algo bueno para una camioneta, mejor selección de materiales se agradecería en las versiones más caras. No solo queda rezagada con la competencia, sino que se convierte en una píldora algo difícil de ingerir cuando el precio puede rebasar los $40,000 dólares. Aun así, encontrará algún que otro detalle que realza la elegancia del interior.