El nombramiento de Kamala Harris como vicepresidenta de Estados Unidos fue histórico. Se convirtió en la primera mujer, la primera negra y la primera asiática en asumir ese cargo. La Casa Blanca pareció abrazar a la nueva vicepresidenta, utilizando el eslogan “Administración Biden-Harris” para subrayar la importancia de la segunda al mando.

Pero en los meses siguientes a la toma de posesión, su liderazgo empezó a desteñirse. La renuncia de miembros clave del personal reveló que la nueva vicepresidenta era una jefa exigente con dificultades para manejar su cartera política. En su undécimo mes en el cargo, su índice de aprobación se situaba en 28 %, un 10 % por debajo del presidente Joe Biden.

Pero, aunque el público y los medios de comunicación pudieran estar descontentos con el liderazgo de Harris, según Amy Dacey, exdirectora ejecutiva del Comité Nacional Demócrata (DNC), la vicepresidenta estaba haciendo exactamente lo que se le pedía. La Constitución de EE.UU. sólo establece dos funciones para el vicepresidente: asumir el cargo cuando el presidente no puede ejercerlo y presidir el Senado.

Un papel clave en el Senado

Como presidenta del Senado, Harris tiene la tarea de emitir los votos de desempate en caso de decisiones divididas. Tras las elecciones de 2020, el órgano estaba repartido 50-50 entre demócratas y republicanos. Esto significaba que el voto de Harris era clave para las victorias legislativas de la administración Biden. Hasta la fecha, ha actuado en 26 ocasiones, sólo superada por otros dos vicepresidentes en la historia de EE.UU. (John C. Calhoun, 31, y John Adams, 29).

Harris también ha sido protagonista en asuntos diplomáticos. En febrero de 2022 participó en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), donde habló sobre el apoyo de la administración Biden a Ucrania y en noviembre viajó a Filipinas donde subrayó el respaldo de EE.UU. al país en sus disputas con China.

El reconocimiento internacional de la Vicepresidenta se refleja en la buena imagen que tiene en el extranjero. En una reciente encuesta del Pew Research Center, aproximadamente el 55 % de los adultos de 18 países dijeron confiar en ella.

Las tareas difíciles de Harris

La inmigración es uno de los asuntos espinosos que le confió Biden. Su principal tarea ha sido ocuparse del flujo migratorio que llega al país a través de México y el triángulo norte de Centroamérica.

En su primer viaje al extranjero, en junio de 2021, Harris dijo desde Guatemala: “Quiero ser clara con la gente de esta región que está pensando en hacer ese peligroso viaje a la frontera entre Estados Unidos y México: No vengan. No vengan”. En respuesta, la representante Alexandria Ocasio, también demócrata, tuiteó: “Esto es decepcionante de ver.” Los legisladores republicanos, por su parte, se quejaron de que Harris no hubiera ido directamente a la frontera entre EE.UU. y México.

¿Ha fracasado Harris en su labor?

Aunque Harris ha enfrentado retos difíciles, no ha fracasado como vicepresidenta, considera Amy Dacey, quien sugiere que la presión que recibe puede tener menos que ver con el desempeño en su trabajo y más con quién es y cómo se le representa. Harris se enfrenta al hecho de ser a la vez una minoría y una mujer en la política estadounidense, que es abrumadoramente masculina. Esto supone una dificultad añadida para las mujeres que intentan entrar en política en EE.UU.

A pesar de las victorias y derrotas que ha supuesto su trabajo en la Casa Blanca, la vicepresidenta no actúa en vano. Cada decisión, compromiso y nueva legislación tienen un impacto, aunque el público en general no lo vea fácilmente, dice Dacey. Las pequeñas victorias a menudo quedan fuera del papel principal de Harris como vicepresidenta, pero puede que ya esté cumpliendo.

Autor: Alexandria Williams

DW