La Guardia Nacional se quedará en Washington hasta fin de mes. Los efectivos de los departamentos de policía que llegaron desde diferentes estados empezarán a partir mañana. Hoy no hubo ningún sobresalto y nada que lamentar. La fiesta de la democracia se desarrolló según el plan previsto.

La toma de posesión más custodiada que se recuerde, con unos 35 mil guardias nacionales, agentes federales, policías locales y de otros estados, más expertos en explosivos, transcurrió en paz y aventó los fantasmas del caos por el asalto al capitolio, aunque para algunos con dudas.

Mientras Joe Biden y Kamala Harris juraban como presidente y vicepresidenta, las calles de Washington DC estaban vacías, tal como había pedido la alcaldesa para prevenir disturbios y la propagación del COVID.

Solo hubo unas pocas personas que, a lo lejos y detrás del vallado, seguían lo que ocurría en esta jornada histórica, y algunos vendedores ambulantes con banderas, recuerdos y posters.

Pasarán varios días hasta que todo vuelva a la normalidad en la capital del país, y se retire gran parte de las 10 millas de barricadas de concreto y de las 25, de vallas, que marcaron el comienzo de una nueva era política.

Hasta mañana el metro estará cerrado, así como los puentes de la ciudad. Washington amanecerá con otros aires y sus residentes empezarán a recuperar sus costumbres, las que tuvieron que modificar obligados por las circunstancias.

Agencias