Judith Hernández, de 46 años, es parte de una familia originaria de Jalisco, México, que tiene décadas de pertenencia a la iglesia de La Luz del Mundo, del llamado apóstol Naasón Joaquín García.

Ella misma formaba parte del coro y del comité de finanzas.

“Parte de mi salario, de los frutos de mi trabajo, yo los aportaba a la iglesia en diezmos y ofrendas”, recuerda la mujer, en entrevista con Noticias Telemundo.

Sin embargo, el arresto en 2019 de García con 19 cargos de abuso sexual de menores, pornografía infantil y tráfico humano hizo que Judith recordara que en su adolescencia fue abusada sexualmente, y alzara la voz.

“Busqué los documentos de la corte y leí las acusaciones contra Naasón. Vi detalles sobre lo que los agentes habían encontrado en los dispositivos electrónicos de él, fotos y videos de actos sexuales con menores de edad. En ese momento me di cuenta de que me habían mentido toda la vida”, sentencia.

La mujer asegura que fue agredida sexualmente “por una persona de la cúpula de la iglesia. Era un señor de una familia muy importante dentro de la organización que estaba al servicio directo del apóstol de ese entonces, Samuel Joaquín Flores. Yo tenía 14 años y nunca lo hablé”.

Judith asegura que las razones fueron que “en la iglesia La Luz del Mundo si algo malo te pasa, tus padres van a ser los primeros en decirte ‘cállate’. Y si lo hablas, se te va a venir toda la comunidad contra ti”.

La mujer asegura que cree que hay muchas niñas que, como ella, han sufrido abusos. Dice recordar una anécdota de cuando ella tenía alrededor de 4 años, donde fue llevada junto a otras decenas de niñas a una alberca a sumergirse junto con el supuesto “siervo de Dios”, Samuel Joaquín.

Asilo
A ello siguieron amenazas: “Yo tenía un miedo tan grande que no podía salir de la casa. Mis hermanas fueron las que más duro me atacaron”, cita Telemundo a la mujer, que recuerda el calvario vivido.

Entonces, y después de ser víctima incluso de una redada que ella considera una represalia, recurrió a un abogado para pedir asilo a Estados Unidos, y lo consiguió en abril de 2021: se trata del primero, al menos que se sepa, otorgado por persecución religiosa.

El gobierno estadounidense se lo otorgó por haber mostrado pruebas suficientes de ser víctima de persecución y amenazas por parte de miembros de La Luz del Mundo.

“Te estamos esperando en México (…) Sabemos que ni papeles tienes”, eran solo algunos de los mensajes amenazantes que recibía la mujer, y que fueron prueba que usó su abogado, quien prefiere mantener el anonimato también por temor a represalias.

Judith Hernández ahora busca ayudar a otras personas dentro de La Luz del Mundo que, como ella, también quieren salir de allí, pero que no tienen claro cómo hacerlo sin ser víctima de las amenazas de otros integrantes.