Ferrari se enfrenta a una de los mayores retos en su historia. En su camino a regresar al top tres necesita hacer ajustes de personal y económicos para cumplir con el tope de gastos que entra en vigor en 2021 en la Fórmula 1.

En el 2021, Ferrari debe recuperar terreno para intentar volver al menos al tercer lugar del campeonato de constructores. Esta es la promesa que Mattia Binotto hizo a la prensa con motivo de sus felicitaciones navideñas y el equipo Cavallino está llamado a dar un importante salto de calidad tras la decepcionante temporada 2020 en que terminó en el sexto lugar por equipos, algo que no sucedía desde 1980.

En Maranello esperaban refuerzos técnicos que aún no se han formalizado porque está en marcha la reestructuración del Departamento de Carreras en la Dirección Deportiva que debe eliminar algunas posiciones para cumplir con el tope de gastos establecidos en la Fórmula 1.

Con un límite fijado en 145 millones de dólares para esta primera temporada, está claro que los mejores equipos tienen que recortar personal y es una operación muy compleja que puede impactar fuertemente en su funcionalidad.

“Nos dieron seis meses”, explicó Binotto. “De hecho, pedimos más, pero ese fue el compromiso. El mecanismo de seis meses debe revisarse, posiblemente hasta fin de año. Estamos intentando trasladar a las personas a los programas de coche de carretera porque somos una empresa muy grande, así que tenemos pocas opciones, pero esto es un trabajo difícil”.

Dentro de las dificultades están los problemas contractuales, por ejemplo en Gran Bretaña la legislación laboral es mucho más flexible que en Italia, por lo que aquí hay complicaciones objetivas que hacen el proceso mucho más complicado que en Mercedes y Red Bull.

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Ferrari también intenta no malgastar el capital humano que se ha ido formando a lo largo del tiempo y está implementando estrategias muy diferentes: Simone Resta, como ya hemos dicho, se ha convertido en el nuevo director técnico de Haas con el equipo americano más vinculado con Maranello, manteniendo a Dallara como hub tecnológico.

El ingeniero de Imola mantiene un contrato con Ferrari pero será pagado por el equipo de Gunther Steiner y trabajará en una ubicación temporal cerca del Túnel de Viento donde unos cuarenta técnicos más lo seguirán y operarán en el monoplaza 2022.

Jock Clear, quien tiene un salario “alto”, en su nuevo rol de tutor de los pilotos de la Academia de Ferrari, entre los que se encuentra Mick Schumacher que debutará con Haas, tiene un rol que está apartado de la estructura del equipo de Fórmula 1. Algunos especialistas irán a reforzar el área GT cuando se discuta el programa de Le Mans y muchos otros se destinarán a la producción en serie, dado que el plan industrial de Cavallino prevé un aumento en la gama de modelos.

Pero, por supuesto, todo esto no es suficiente: se necesitan intervenciones más drásticas y se necesita más tiempo para no generar fuertes repercusiones en un entorno que cambia rápidamente. Enrico Cardile debe demostrar todas sus reconocidas habilidades organizativas en la gestión de un grupo de trabajo en constante cambio.

Para evitar que los recortes tengan un impacto muy profundo en el Departamento de Carreras (solo los tres primeros sueldos están exentos de los límites del tope presupuestario) hay quienes han pensado en drenar el número de despidos, quizás rebajando los sueldos entre los que quedan, para no perder personal capacitado en la Fórmula 1.

La operación es muy delicada y ni mucho menos sencilla de cerrar, porque podría llevar a la fuga de técnicos capacitados convencidos de que existe un mercado fuera de Maranello y en particular es un asunto que se puede aplicar al gran grupo de ingenieros extranjeros.

Se mire como se mire, el tema es espinoso y está plagado de manipulaciones, porque inevitablemente genera muchos “descontentos” en un momento en que la Scuderia, por otro lado, debería exponer todo su potencial para volver a la cima después del complicado 2020.

Está claro que el intento de asegurar la estabilidad de la F1 con la drástica reducción de costes aprobada el año pasado tras el primer bloqueo por la pandemia del COVID-19 está impactando más fuertemente en Ferrari, que tiene que lidiar con un legislación italiana mucho más burocrática que la británica donde los lazos contractuales siempre han sido más laxos y, sobre todo, flexibles.

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