Hong Kong (CNN Business) — El impulso del líder de China, Xi Jinping, para “ganar la batalla” en las tecnologías básicas y reforzar su posición como superpotencia tecnológica podría resultar gravemente socavado por las medidas sin precedentes de Washington para limitar la venta de chips avanzados y equipos de fabricación de chips al país, según los analistas.

El 7 de octubre, el Gobierno de Biden dio a conocer un amplio conjunto de controles de exportación que prohíben a las empresas chinas comprar chips avanzados y equipos de fabricación de chips sin una licencia. La norma también restringe la capacidad de las “personas de EE.UU.”, incluidos los ciudadanos estadounidenses o los titulares de tarjetas de residencia, para prestar apoyo al “desarrollo o la producción” de chips en determinadas instalaciones de fabricación en China.

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“Las medidas de EE.UU. suponen una gran amenaza para las ambiciones tecnológicas de China”, afirman Mark Williams y Zichun Huang, analistas de Capital Economics, en un reciente informe de investigación. Los analistas señalaron que la industria mundial de semiconductores depende “casi por completo” de Estados Unidos y de los países alineados con él para el diseño de chips, las herramientas que los fabrican y la fabricación.

“Sin ellos”, dijeron los analistas, “las empresas chinas perderán el acceso no solo a los chips avanzados, sino a la tecnología y a los insumos que con el tiempo podrían haber permitido a los fabricantes de chips nacionales escalar posiciones y competir en la vanguardia”. Y añadieron: “Estados Unidos ha recortado los peldaños”.

Los chips son vitales para todo, desde los teléfonos inteligentes y los autos de conducción automatizada, hasta los procesos de cómputo avanzado y la fabricación de armas. Los funcionarios estadounidenses han hablado de esta medida para proteger los intereses de la seguridad nacional. También se produce en un momento en el que Estados Unidos quiere reforzar su capacidad de fabricación de chips a nivel nacional con fuertes inversiones, después de que la escasez de chips a principios de la pandemia pusiera de manifiesto la dependencia del país de las importaciones del extranjero.

Arthur Dong, profesor de la Escuela de Negocios McDonough de la Universidad de Georgetown, describió las recientes sanciones de EE.UU. como “sin precedentes en los tiempos modernos”.

Anteriormente, el gobierno de EE.UU. había prohibido la venta de ciertos productos tecnológicos a determinadas empresas chinas, como Huawei. También ha exigido a algunas de las principales empresas estadounidenses de fabricación de chips que detengan sus envíos a China. Pero la última medida es mucho más amplia y significativa. No solo prohíbe la exportación a China de chips avanzados fabricados en cualquier parte del mundo con tecnología estadounidense, sino que también bloquea la exportación de las herramientas utilizadas para fabricarlos.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne con el presidente de China, Xi Jinping, durante una cumbre virtual desde la Sala Roosevelt de la Casa Blanca en Washington, DC, el 15 de noviembre de 2021. Crédito: Mandel Ngan/AFP/Getty Images

Con su hoja de ruta “Made in China 2025”, Beijing ha fijado el objetivo de que China se convierta en un líder mundial en una amplia gama de industrias, como la inteligencia artificial, la tecnología inalámbrica 5G y la computación cuántica. En el Congreso del Partido Comunista celebrado a principios de este mes, en el que se aseguró un histórico tercer mandato, Xi destacó que la nación dará prioridad a la tecnología y la innovación y hará crecer su reserva de talento para desarrollar tecnologías propias.