Las nuevas variantes del coronavirus, que ya están circulando en países de todo el mundo, podrían ser más infecciosas, pero los científicos todavía no están entrando en pánico.

¿Por qué? Porque las nuevas vacunas contra la COVID-19 podrían de cualquier forma funcionar contra estos intrusos virales.

Las nuevas variantes siguen dependiendo de la “proteína Spike” del coronavirus para infectar a las células, y al menos dos de las vacunas que hay ahora en el mercado se dirigen de forma específica a la proteína Spike para prevenir la transmisión, según explicó la Dra. Kathryn Edwards, directora científica del Programa de Investigación en Vacunas de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville.

Cómo actúan las vacunas contra Covid
Las vacunas de vectores contienen una versión modificada de otro virus (el vector) para darles instrucciones importantes a nuestras células. Para las vacunas de vectores virales contra COVID-19, el vector (no el virus que causa el COVID-19, sino otro virus, menos nocivo) ingresa en una célula dentro de nuestro organismo y usa la maquinaria celular para producir una porción inocua del virus que causa la enfermedad de COVID-19. Esta porción se conoce como proteína Spike y solo está presente en la superficie del virus que causa COVID-19.

La célula despliega la proteína Spike sobre su superficie, y nuestro sistema inmunitario reconoce que no pertenece al sistema. Esto desencadena una respuesta de nuestro sistema inmune, que comienza a producir anticuerpos y activar otras células inmunitarias para combatir lo que considera una infección.

Al final del proceso, nuestros organismos habrán aprendido cómo protegernos de una infección futura por el virus que causa el COVID-19.

El beneficio es que recibimos la protección de una vacuna sin tener que arriesgarnos a sufrir las consecuencias graves de contraer esta enfermedad infecciosa. Cualquier molestia temporal que pueda sufrir una persona después de aplicarse la vacuna es una parte natural del proceso y una indicación de que la vacuna está actuando.

Las nuevas variantes de coronavirus
Las variantes aparecidas en Gran Bretaña, Sudáfrica y Brasil parecen ser más infecciosas, quizá porque la proteína Spike ha mutado para facilitar la transmisión entre personas, señaló la Dra. Mirella Salvatore, experta en enfermedades infecciosas y profesora asistente de Weill Cornell Medicine, en la ciudad de Nueva York.

“La proteína Spike es necesaria para vincular con la célula, para permitir que el virus entre”, explicó Salvatore. “Si hay muchas de estas mutaciones, quizá esta vinculación es más fuerte y el virus puede entrar de forma más fácil. Es posible que sea el motivo de que este virus parezca transmitirse con una mayor facilidad”.

Pero las vacunas de Pfizer y Moderna están diseñadas no solo para dirigirse a la proteína Spike, sino para fomentar la creación de anticuerpos que la ataquen de varias maneras distintas, dijo Salvatore.

Por tanto, no es probable que una mutación pueda evadir a la compleja respuesta inmunitaria que una vacuna crea, aunque la mutación haga que la proteína Spike sea más efectiva para infectar a las personas sin vacunar, apuntaron los expertos.

“No se trata de un solo anticuerpo, de forma que si hay una mutación que cambió una trocito de la estructura de la proteína de pico, entonces habría muchos otros anticuerpos sustanciales que podrían evitar que el virus ataque y entre a la célula”, anotó Salvatore.

Edwards y Salvatore hicieron sus declaraciones el jueves durante una conferencia de prensa de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (Infectious Diseases Society of America), de la que ambos son miembros.

Durante la conferencia se reveló una mala noticia: las nuevas variantes brasileña y sudafricana parecen ser capaces de volver a infectar a personas que se habían expuesto antes a la COVID, apuntaron los expertos.

Por ejemplo, un trabajador de la atención de la salud brasileño enfermó con el virus original de la COVID-19, y meses más tarde, una vez más con lo que resultó ser una nueva mutación del virus, apuntó Edwards.

Pero el hombre no sufrió una enfermedad grave en ninguna de las dos ocasiones, así que es posible que su cuerpo no montara una respuesta inmunitaria suficientemente fuerte en la primera infección para protegerlo contra la segunda, indicó Edwards.

“El nivel máximo de la respuesta de anticuerpos podría ser proporcional, hasta cierto punto, con la gravedad de la enfermedad inicial. Quizá si el paciente se hubiera vacunado o hubiera tenido una enfermedad más grave, habría tenido un conteo más alto de anticuerpos que lo habrían protegido”, dijo Edwards.

El hecho de que las nuevas cepas sean más transmisibles, además de su potencial de evadir a la inmunidad natural provocada por la infección plantean preocupaciones sobre una nueva ola de coronavirus en Estados Unidos, advirtió Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.

Sin embargo, las nuevas variantes no han resultado más letales que la cepa original de la COVID-19, aclaró Salvatore, pero un aumento en las infecciones podría subir el número de personas que fallecen por el coronavirus.

Los expertos en salud pública y enfermedades infecciosas tendrán que seguir rastreando a las nuevas variantes de COVID, y descifrar su genética, por si una nueva mutación provoca un declive intenso en la efectividad de las vacunas, observaron los expertos.

Pero si esto sucede, es probable que sea fácil cambiar a las vacunas de ARN mensajero creadas en el laboratorio para mantener su efectividad contra las nuevas mutaciones, aseguró Edwards.

“Las vacunas de ARNm tienen una ventaja”, dijo Edwards, y anotó que las autoridades de salud pública ya cambian la vacuna contra la gripe cada año para mantener su efectividad contra el virus de la influenza, que tiende a tener muchas más mutaciones.

“[La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU.] y otros reguladores hacen este proceso con tanta eficiencia que la capacidad de cambiar es algo que hacemos cada año”, añadió Edwards. “Pienso que en el futuro usaremos a la influenza como modelo”.

FUENTES: CDC; Kathryn Edwards, MD, scientific director, Vanderbilt University Vaccine Research Program, Nashville, Tenn.; Mirella Salvatore, MD, assistant professor, Weill Cornell Medicine, New York City; Michael Osterholm, PhD, MPH, director, Center for Infectious Disease Research and Policy, University of Minnesota, Minneapolis; Infectious Diseases Society of America, media briefing, Jan. 21, 2021