Leonardo DiCaprio tiene una advertencia para la humanidad, no muy diferente a la de su personaje científico en la película de Netflix Don’t Look Up: algo peligroso se precipita inminentemente hacia nosotros, y no nos queda mucho tiempo para cambiar las cosas.

Sin embargo, en lugar del enorme cometa de la película, es la crisis climática a la que quiere que prestemos atención en el mundo real.

“He tenido dos grandes pasiones en mi vida. La actuación y la protección del mundo natural y la difusión del mensaje sobre la crisis climática”, expresó el ganador del Oscar a Deadline esta semana.

“Creo que hay una sensación de ansiedad en todo el mundo por el hecho de que los poderes fácticos, el sector privado y los gobiernos, no están haciendo la transición con la suficiente rapidez. Tenemos literalmente un plazo de nueve años”.

No es la primera vez que DiCaprio habla de la grave situación del clima. El actor es embajador de las Naciones Unidas para el clima y filántropo, y ha invertido decenas de millones de dólares en la protección del medio ambiente. (Aunque los críticos señalan que también le gusta volar en aviones privados y salir de fiesta en megayates que consumen mucha gasolina).

“El cambio climático es real, está ocurriendo ahora mismo”, dijo a una audiencia mundial durante su discurso de aceptación de los Oscar 2016 como Mejor Actor en The Revenant. “Es la amenaza más urgente a la que se enfrenta toda nuestra especie y tenemos que trabajar colectivamente y dejar de postergarlo”.

Don’t Look Up, una alegoría climática apenas velada con un récord de 152 millones de horas de visionado en una sola semana en Netflix, también ha proporcionado al actor una plataforma para abogar por la acción climática global.

DiCaprio advirtió esta semana de los serios impactos del calentamiento global más allá de los 1,5 grados centígrados, el umbral de temperatura más ambicioso que se planteó en el Acuerdo de París de 2015 entre todas las naciones.

“Si llegamos a este umbral de 1,5 grados, donde alcanzamos ese punto determinado en la naturaleza, hay todo tipo de detonantes como el metano y la tundra y el calentamiento de nuestros océanos, la acidificación de nuestros océanos”, declaró a Deadline.

Afirmó que EE.UU. tiene una obligación especial de liderar la lucha contra el cambio climático porque los estadounidenses son desproporcionadamente ricos y contaminantes.

¿Tiene Leo razón? ¿Estamos realmente condenados a menos que todo cambie en nueve años? Hemos decidido preguntar a algunos expertos en clima.

Lo primero es lo de 1 grado Celsius (C). Esta cifra procede del acuerdo de París y representa el objetivo del acuerdo mundial que pretende mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados Celsius.

Las estimaciones varían, pero los científicos del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) de las Naciones Unidas, la mayor autoridad mundial en materia de crisis, sugieren que podríamos alcanzar 1,5 grados Celsius a principios de la década de 2030. La Organización Meteorológica Mundial también ha determinado que hay un 40 por ciento de posibilidades de alcanzar el umbral en los próximos cinco años.

Incluso si la temperatura media mundial se mantiene en torno a 1,5 grados Celsius (por encima de la época preindustrial), la humanidad seguirá sufriendo graves consecuencias, como olas de calor mortales, inundaciones repentinas y huracanes más potentes.

“Con cada incremento adicional del calentamiento global, los cambios en los extremos siguen siendo mayores”, declaró el IPCC el año pasado.

Es solo una cuestión de gravedad. Con 2 grados Celsius, existe la amenaza de que el nivel del mar aumente el doble que con 1,5 grados Celsius, y de que el número de personas que se enfrenten a olas de calor severas sea tres veces mayor en todo el mundo.

Estos puntos de referencia climáticos son importantes, pero no deben ocultar el hecho de que la crisis ya está muy avanzada, afirma Kristie Ebi, profesora de salud mundial de la Universidad de Washington que estudia los impactos climáticos.

“Ya vamos por buen camino. Ya estamos viendo a demasiada gente sufrir y morir en las olas de calor”, aseveró a The Independent, recordando los horrores de la brutal “cúpula de calor” de 2021 en el noroeste del Pacífico, que mató a unas 600 personas y a más de mil millones de animales marinos.

La agobiante ola de calor multiplicó por 69 el número de personas que buscaban atención hospitalaria, dijo, así como la pérdida de cosechas y la diezma de las poblaciones costeras de marisco, importantes para las tribus nativas de la región.

Cada incremento del cambio climático causará más daños, dice, y es fundamental recordar que no se repartirán por igual. Los más vulnerables serán los más afectados.

“La Tierra va a estar bien”, indicó. “La cuestión es qué va a pasar con nosotros. La Tierra saldrá adelante y, con el tiempo, los ecosistemas evolucionarán hacia otros tipos de ecosistemas. Es realmente lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos”.

Noah Diffenbaugh, profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de Stanford, está de acuerdo. Basta con observar la disminución de las reservas de nieve, los fenómenos meteorológicos sin precedentes y otras muchas señales para ver que la crisis climática les afecta ahora, no dentro de nueve años.

La Tierra es un sistema dinámico, explica. La política climática global, el cambio climático y sus impactos interactúan entre sí de forma elíptica. Además, elementos climáticos como el permafrost, las capas de hielo polares y el deshielo tienen propiedades no lineales. En otras palabras, una vez empujados a ciertos puntos de inflexión, comenzarán a producir impactos climáticos exponencialmente más peligrosos en un bucle de retroalimentación negativa.

“La cuestión de cuánto tiempo tenemos es realmente una cuestión de cómo abastecer las necesidades energéticas globales de la población mundial, de la energía necesaria para el bienestar, al tiempo que reducimos las emisiones y alcanzamos el cero neto, al tiempo que nos adaptamos al cambio climático que ya se ha producido y al nuevo cambio climático que se producirá en el camino”, subraya.

“Cada uno de ellos es un gran reto en sí mismo. Hacer las tres cosas simultáneamente es lo que se necesita para gestionar los riesgos acelerados del calentamiento global”.

Las líneas duras y los objetivos importan menos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para ser más sostenibles, lo antes posible.

“No hay líneas claras en cuanto a la temperatura global”, fulminó. “Incluso si mantenemos el calentamiento en 1,5 o 2 grados Celsius, eso es más de lo que ya tenemos. Eso es más cambio climático, y podemos esperar más impactos de los que ya tenemos, lo que pone de relieve el papel tanto de la mitigación como de la adaptación”.

Intentar comunicar la complejidad de todo esto puede ser un reto, añadió, y empatizó con el personaje de DiCaprio, el Dr. Randall Mindy, en Don’t Look Up.

“Reconozco muchos de los retos que supone comunicar tanto lo que se entiende como lo que es incierto”, declaró Diffenbaugh.

Pero no importa si eres un investigador del clima o un actor de fama mundial, la ciencia está clara. Tenemos que actuar ahora. No tenemos nueve años que perder.