Tras el ataque al Capitolio por parte de seguidores de Donald Trump y sus mensajes, considerados controversiales, Mark Zuckerberg anunció que cerraría las cuentas del aún presidente de Estados Unidos en Facebook y Twitter por ir en contra de sus políticas. Ante esta acción, algunos líderes del mundo se han pronunciado.
Una de la primeras en dar su opinión fue Angela Merkel, presidenta de Alemania, quien a través de su portavoz Steffen Seibert, se pronunció en contra de este proceder.
“Es posible interferir en la libertad de expresión, pero según límites definidos por el legislador, y no por la decisión de una dirección de empresa”, explicó Seibert a los medios de comunicación. “Por ello la canciller considera problemático que las cuentas del presidente estadounidense en las redes sociales sean cerradas definitivamente”.
En esta postura, el ministro francés de Asuntos de la Unión Europea, Clement Beaune, concuerda. “Esto debe ser decidido por los ciudadanos, no por un director general”, dijo al medio estadounidenses Bloomberg TV.
“Sí me sorprende el hecho de que ahora esté totalmente en manos privadas”, agregó. “No puede estar solo en manos privadas”.
Bruno Le Maire, ministro de Finanzas de Francia, está convencido que la responsabilidad de regular el contenido debería recaer en el estado y que la gran tecnología es “una de las amenazas para la democracia”. “La regulación de los gigantes digitales no puede ser realizada por la propia oligarquía digital”, mencionó al medio France Inter.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Joseph Borrell, reprueba las acciones que incitan a la violencia, pero no está de acuerdo con el cierre de cuentas.
“La proliferación de desinformación facilitada por las redes sociales ha reforzado poderosamente las tendencias autoritarias y xenófobas en nuestras sociedades”, advirtió Borrell a los medios de comunicación.
Sin embargo, los líderes de dicha comunidad concuerdan en que este tipo de medidas es una prueba del “poder omnímodo que han alcanzado los gigantes tecnológicos”; lo cual, llega al punto de convertirse en una “amenaza” para los Estados y las democracias. Por lo tanto, se menciona que debería haber un “marco público de regulación” sobre las redes sociales y sus contenidos que sea decidido por los ciudadanos y las legislaturas.
Agencias