Samuel Little, “el mayor asesino en serie de la historia de Estados Unidos”, según el FBI, murió este miércoles en California a los 80 años.
En 2018 Little confesó 93 asesinatos, la mayoría mujeres, cometidos entre 1970 y 2005, pero su espiral de violencia pasó desapercibida durante décadas.
La mayor parte de sus víctimas eran adictas a las drogas o prostitutas. En muchos casos nunca fueron identificadas ni sus muertes investigadas.
Después de que Little, ya en prisión, comenzara a dar nombres de las víctimas, la Oficina Federal de Investigación (FBI) confirmó que Little estaba envuelto en al menos 50 muertes.
El Departamento de Prisiones de California informó este miércoles de su muerte, pero no dio el motivo del fallecimiento.
Little estaba cumpliendo tres cadenas perpetuas sin libertad condicional tras ser condenado en 2014.
Little aprovechaba su fuerza y su experiencia como boxeador para golpear con los puños a sus víctimas y luego estrangularlas, por lo que no dejaba marcas de homicidio con ninguna arma.
Eso, unido al contexto social de las víctimas, hizo que muchas muertes fueran atribuidas a sobredosis, accidentes e incluso causas naturales.
“Pura maldad”
El experimentado detective Tim Marcia consideró que Little era “pura maldad”.
“Lo creas o no, solo ves el mal unas pocas veces en tu carrera”, le dijo Marcia, del Departamento de Policía de Los Ángeles, al diario The New York Times, en 2018.
“Mirándolo a los ojos, diría que él era pura maldad”, contó.
Y es que la cantidad de detalles sobre los asesinatos que Little dijo haber cometido dejó estupefactos a detectives, policías y fiscales.
“Da miedo la claridad que tiene sobre ciertas cosas después de todo este tiempo. Recuerda nombres y caras”, le contó entonces al diario el detective Michael Mongeluzzo, del condado Marion (Florida), donde ocurrió uno de los asesinatos confesados por Little.
Muchos casos sin resolver que estaban archivados en al menos 14 estados de todo EE.UU. fueron entonces desempolvados a la luz de las revelaciones de este hombre.
Las víctimas: mujeres pobres o adictas
Little estaba encarcelado desde 2013 en Los Ángeles por el asesinato de tres mujeres entre 1987 y 1989, crímenes por los cuales fue condenado a tres sentencias de cadena perpetua.
En julio de 2018, pruebas de ADN confirmaron su implicación en la muerte de Denise Christie Brothers, por lo que fue transferido a la prisión del condado Ector, en Texas.
Allí, un detective identificado por el diario The Washington Post como James Holland se ganó la confianza de Little y logró que hablara sobre sus crímenes del pasado.
El exboxeador acumuló un centenar de arrestos por delitos como secuestro, violación o robo a mano armada durante cinco décadas.
Se las arreglaba para salir de la cárcel “una y otra vez”, explicó Beth Silverman, la fiscal de Los Ángeles que logró las tres sentencias contra Little.
Las confesiones muestran que Little tenía como víctimas en su mayoría a mujeres, muchas de ellas pobres o con adicciones al alcohol o a las drogas, según los investigadores.
Los casos de ese tipo de víctimas frecuentemente quedan sin resolver en Estados Unidos, lo que pudo haber contribuido a la impunidad de Little durante años.
Uno de los casos que confesó Little es el de Melissa Thomas, de 24 años, cuyo cadáver desnudo fue encontrado en 1996 en un cementerio de Opelousas, Luisiana.
Aseguró que la conoció en la calle y la invitó a su auto a consumir drogas. Aparcaron junto al cementerio y cuando iban a tener relaciones sexuales en el asiento trasero, él comenzó a acariciarle el cuello.
“¿Por qué sigues tocándome el cuello? ¿Eres un asesino serial?”, le preguntó ella, según le contó Little a la detective del caso, Crystal LeBlanc.
Entonces Little se enfureció y decidió matarla.
Para LeBlanc, fue impresionante cómo Little recordaba nombres de calles, de bares y la ubicación del cementerio de la pequeña iglesia de Opelousas.
El hombre usaba su fuerza de forma tan desmedida que una de sus víctimas a la que golpeó en el abdomen sufrió la rotura de la columna vertebral.
Los interrogadores coincidían en que Little no mostraba signos de remordimiento, que contaba todo con detalle, como por ejemplo dónde dejó el cuerpo de cada mujer hace años.
Según la descripción de detectives entrevistados por la prensa, Little hablaba con entusiasmo sobre sus crímenes y hasta se reía cuando recordaba detalles. “Es un psicópata carismático”, decían.
El sargento Mongeluzzo le preguntó cómo se las había arreglado para evitar ser capturado: “Puedo entrar en mi mundo y hacer lo que quiero hacer”, respondió Little en alusión a los barrios pobres con problemas de drogadicción.
A la detective LeBlanc le dijo: “Dios me hizo de esta manera, entonces ¿por qué debería pedir perdón?”, según The New York Times.
“Dios sabía todo lo que hacía”, añadió.
BBC