“Vimos a muchos médicos. Y en un momento dado terminamos en emergencias”, relata la madre de Alex, un niño de 4 años cuyo dolor le impidió jugar durante mucho tiempo. Le contamos cómo el chatbot de inteligencia artificial ayudó a una familia desesperada.

Por Meghan Holohan – TODAY

Durante la pandemia de COVID-19, Courtney compró un castillo inflable para sus dos hijos pequeños. Poco después, su hijo Alex, que entonces tenía 4 años, empezó a sentir un fuerte dolor.

“(Nuestra niñera) empezó a decirme: ‘Tengo que darle Motrin (un antiinflamatorios) todos los días, o tiene unas crisis terribles'”, cuenta Courtney, quien pidió no usar su apellido para proteger la privacidad de su familia. “Si se le daba Motrin, estaba totalmente bien”.

Pero Alex empezó a masticar objetos, así que Courtney lo llevó al dentista. Eso la llevaría a emprender una búsqueda de tres años para encontrar la causa del creciente dolor del niño y otros síntomas que vinieron luego.

A principios de este año, Courtney finalmente obtuvo algunas respuestas de una fuente insólita, el chatbot de inteligencia artificial ChatGPT.

Frustrada, la madre creó una cuenta y compartió con la plataforma de inteligencia artificial todo lo que sabía sobre los síntomas de su hijo y toda la información que pudo recopilar de sus resonancias magnéticas.

“Vimos a muchos médicos. Y en un momento dado terminamos en emergencias, pero seguí presionando”, dice. “Me pasaba la noche en la computadora… repasando todas estas cosas”.

Por eso, cuando ChatGPT arrojó que el niño podía padecer del síndrome de médula anclada, “tuvo mucho sentido”, recuerda la madre.

Muchos síntomas y doctores, pero ningún diagnóstico
Cuando Alex empezó a masticar cosas, sus padres se preguntaron si le estaban saliendo las muelas y le causaban dolor. También pensaron que tenía caries.

“Su dulce personalidad se estaba opacando por las rabietas que no tenía antes”, recuerda Courtney.

El dentista “descartó todo”, pero pensó que quizá Alex rechinaba los dientes y creyó que un ortodoncista especializado en obstrucción de las vías respiratorias podría ayudarle. Las obstrucciones de las vías respiratorias afectan al sueño de los niños y podrían explicar por qué Alex parecía tan agotado y malhumorado, pensó el dentista.

El ortodoncista descubrió que el paladar de Alex era demasiado pequeño para su boca y sus dientes, lo que le dificultaba la respiración nocturna. Le colocó un expansor y parecía que las cosas mejorarían.

“Todo mejoró durante un tiempo”, dice Courtney. “Pensábamos que estábamos superando el problema”.

Pero entonces se dio cuenta de que Alex había dejado de crecer, así que visitaron al pediatra, que pensaba que la pandemia estaba afectando negativamente su desarrollo. A principios de 2021, Courtney volvió a llevar a su hijo al médico.

“Había crecido muy poco”, dice.

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