París, 9 feb (EFE).- La pandemia de coronavirus y la caída histórica de los precios del crudo golpearon a la petrolera francesa Total, que registró en 2020 unas pérdidas récord de 7.242 millones de dólares, en un “año de transformación” en el que pretende rebautizarse y reorientarse hacia nuevas energías.

El consejero delegado, Patrick Pouyanné, propondrá en la Junta de accionistas de mayo que el grupo pase a llamarse TotalEnergies, para simbolizar la apertura a nuevas fuentes energéticas, incluidas las renovables, dentro de su estrategia de buscar la neutralidad en emisiones contaminantes.

“El grupo confirma su voluntad de transformarse en una compañía multienergética para responder al doble desafío de la transición energética: más energía y menos emisiones”, indicó Pouyanné.

Será una aceleración en un camino ya iniciado en 2020, en el que han aterrizado en el mercado eléctrico y en el que se han incrementado las inversiones en fuentes limpias.

A lo largo de esta década, Total apostará más por el gas natural y las renovables, mientras que el petróleo pasará, en 2030, a constituir el 30 % de su actividad, frente al 55 % actual.

En 2020, Total invirtió 2.000 millones de dólares en renovables y en electricidad e incrementó en 10 gigawatios su capacidad de producción, dentro de su ambición de alcanzar los 35 gigawatios en 2025.

Para este ejercicio, el grupo prevé invertir 12.000 millones suplementarios, de los cuales el 20 % se destinará a electricidad y renovables.

Varios grupos ecologistas ponen en duda esta estrategia, que consideran una maniobra para esconder las pérdidas registradas y ocultar su auténtica apuesta por el petróleo.

PROTESTAS ECOLOGISTAS

Así lo hicieron ver activistas ecologistas en una manifestación a las puertas del rascacielos de la petrolera en el distrito financiero de La Defense, a las afueras de París.

La estrategia revelada por Pouyanné se produce en un año en el que la petrolera registró las mayores pérdidas de su historia, en la línea con lo que les ha sucedido a otros rivales mundiales, como BP, Shell o Exxon.

Total debió depreciar sus activos en 10.000 millones de dólares, sobre todo porque, como sucede con sus inversiones en Canadá, los precios bajos del crudo convierten en poco rentable su explotación.

Pese a ello, el grupo aseguró haber resistido la crisis gracias a sus bajos costes de producción y su modelo integrado, que les permitió ahorrar hasta 1.100 millones de dólares.

Las pérdidas de 2020, que contrastan con las ganancias de 11.267 millones de dólares registradas en 2019, no ocultan, a juicio de la empresa, algunos elementos de optimismo como el beneficio neto ajustado, que sufrió un retroceso del 66 % hasta los 4.059 millones, pero que mejoró en el tramo final del año.

OPTIMISMO

El cuarto trimestre marcó una mejora con respecto al anterior, con unos beneficios de 891 millones, frente a los 202 millones logrados entre julio y septiembre, aunque siguieron lejos de las cifras anteriores a la covid, un 66 % menos que en ese periodo de 2019.

La petrolera produjo 2,87 millones de barriles diarios, un 5 % menos, pero dentro de sus previsiones, un ritmo que calcula que mantendrá en 2021, año en el que persisten las incertidumbres sobre la demanda pero en el que espera incrementar un 10 % la producción de gas natural.

En el año actual, Total cuenta con mantener los recortes, que alcanzarán los 500 millones de dólares.

Pouyanné señaló que en la recta final del año los precios del crudo se estabilizaron en torno a los 40 dólares por barril, gracias a la disciplina de los países e la OPEP.

Datos que permiten mantener el optimismo en el grupo francés, que señaló que pese a las pérdidas mantendrá su propuesta de dividendo de 2,64 euros por acción, frente a los 2,68 de 2019, tras añadir un tercer tramo de 0,66 euros a cargo de las cuentas del cuatro trimestre.

Pouyanné expresó su intención de no hacer depender el dividendo de la cotización del crudo y señaló que a los precios actuales del barril las cuentas dan para financiar inversiones, dividendos y el endeudamiento.