QUITO (AP) — El presidente ecuatoriano Daniel Noboa dijo el miércoles que recibió un pedido de acuerdo de paz de una de las principales bandas criminales que operan en el país y anticipó que se realizará una intervención total en las cárceles más conflictivas.

En una entrevista difundida por la Secretaría de Comunicación, Noboa argumentó que las autoridades han capturado a los cabecillas de las más importantes bandas criminales y que de una de ellas “hemos recibido una solicitud de acuerdo de paz”. Precisó que más adelante identificará a la organización.

“Eso significa que algo estamos haciendo bien, que bastantes cosas estamos haciendo bien o que ya no tiene la protección dentro de las fuerzas del orden”, manifestó Noboa.

Agregó que está dispuesto a identificar públicamente los nombres de los líderes del crimen organizado así como los de los operadores que liberen indebidamente a criminales. “Que la gente sepa que ese fiscal o juez lo soltaron, tiene que existir la vergüenza pública”, argumentó Noboa, quien llegó al poder el 23 de noviembre tras ganar el balotaje de unas elecciones anticipadas.

El proceso electoral fue producto de la decisión del expresidente Guillermo Lasso que en mayo disolvió la Asamblea y acortó su propio mandato en medio de una pugna de poderes y cuando los legisladores lo sometían a un juicio político para destituirlo. Noboa debe gobernar unos 18 meses, plazo que le faltaba a su predecesor para cumplir su gestión.

Acerca de las cárceles el mandatario señaló que “hay un plan” del cual evitó dar detalles para no entorpecer la estrategia. Como parte de ese programa dijo que la cárcel principal y más violenta del país, la Penitenciaría del Litoral, “va a dejar de parecerse más al Quicentro (un exclusivo centro comercial) y va a parecer un centro de rehabilitación”.

Entre otros elementos para lograrlo aseguró que en lugar de pensar en grandes inversiones y tecnología, como inhibidores de las señales de celulares, “empecemos por lo más básico, que no haya enchufe”.

Ecuador está sumido en una inédita espiral de violencia que ha desatado delitos como el secuestro, el sicariato y la extorsión, entre otros, que las autoridades atribuyen a las disputas de bandas criminales por territorios y rutas de distribución de drogas. Esos grupos están asociados con poderosos cárteles de Colombia y México.

Las tasa de muertes violentas se ubicó en 25,6 por cada 100.000 habitantes en 2022, el equivalente a 4.600 homicidios y un 116% más que en 2021.

Paralelamente en 2021 se desató una crisis carcelaria que ha dejado al momento más de 10 masacres en los principales centros del sistema penitenciario y un saldo de 450 reclusos asesinados, según cifras del ente de control. El más violento se registró en septiembre de ese año cuando 119 presos fueron asesinados en la Penitenciaría del Litoral.