MADRID (AP) — Esta semana se desataron disturbios en múltiples ciudades españolas durante protestas por la libertad de expresión tras el encarcelamiento de un rapero poco conocido condenado por injurias a la corona y enaltecimiento del terrorismo.

El tema se ha vuelto álgido para el gobierno de coalición, pues uno de los partidos que lo integran, de extrema izquierda, exige que el rapero sea perdonado al tiempo que critica a la policía por supuesta brutalidad.

¿QUIÉN ES PABLO HASÉL?

Hasta hace unas semanas, el nombre de Hasél no era conocido en España. Con sus rimas mordaces contra el sistema, el rapero de 32 años es considerado un poeta por algunos y un punk por otros.

Simpatizante del movimiento independentista de Cataluña, Hasél ha tenido roces con la ley que le han valido más de una sentencia, aunque nunca había sido encarcelado. Además de sus tuits y sus letras, también ha sido acusado de agresión, obstrucción de la justicia y allanamiento.

Recientemente reincidió con una canción y tuits que insultaban al rey emérito Juan Carlos I y elogiaban a grupos terroristas, lo que llevó a que las autoridades lo arrestaran y encarcelaran en su ciudad natal de Lleida, en Cataluña, para cumplir con una sentencia de nueve meses.

LETRAS RADICALES

Hasél ha herido susceptibilidades e irritado a las autoridades en la última década. En sus insultos a la monarquía, describió al rey emérito como un mafioso que saquea el reino español.

En tuits se refrió a un fallecido miembro del grupo terrorista vasco ETA como si hubiera sido exterminado por el “estado torturador”. En otras composiciones elogió a otros grupos terroristas y ha abogado por ataques con bombas contra la televisión estatal española y contra el político socialista vasco Patxi López.

Algunos consideran que ejerció su derecho a la libertad de expresión, pero la ley opina lo contrario.

LAS PROTESTAS

Hasél había advertido que no se entregaría voluntariamente para cumplir con su sentencia. El lunes pasado se atrincheró con simpatizantes en la Universidad de Lleida por 24 horas antes de que la policía lo detuviera. Hasél no llevaba cubrebocas y gritaba lemas para sus simpatizantes al ser llevado por las autoridades.

Tras esto surgieron protestas, pacíficas en un principio, en varias ciudades catalanas incluyendo Barcelona. Manifestantes encapuchados comenzaron a lanzar objetos contra la policía y a encender botes de basura para montar barricadas en la calle. La policía respondió con balas de goma y macanazos. Una joven perdió un ojo.

El martes las protestas se ampliaron a todo el país con disturbios serios en Madrid. El miércoles hubo protestas más pequeñas, pero nuevamente violentas.

UNA LEY IMPOPULAR

En el punto de la mira está la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, creada por el gobierno conservador previo, que muchos sienten que fue diseñada para limitar las protestas contra el gobierno y proteger a la policía.

La ley ha sido usada contra otros raperos y tuiteros, incluso titiriteros. El caso de Hasél desató críticas de Amnistía Internacional y una petición de 200 figuras culturales, incluyendo el cineasta Pedro Almodóvar y el actor Javier Bardem.

El gobierno de coalición, al sentir una presión cada vez mayor, prometió enmendar el código penal para eliminar las sentencias a prisión por ofensas relacionadas a la libertad de expresión.

SIN UN FINAL A LA VISTA

Con más protestas convocadas, el gobierno español y la policía tienen ahora la tarea de calmar la situación en las calles y facilitar el debate político.

El gobierno del primer ministro socialista Pedro Sánchez ha defendido a la policía y condenado la violencia, pero debe contener al partido asociado de extrema izquierda para evitar una separación. El rechazo del líder de Unidas Podemos a condenar públicamente la violencia ha desatado llamados de la oposición a su expulsión del gobierno, lo que podría derribar la coalición y desatar nuevas elecciones nacionales.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.