MOSCÚ (AP) — Rusia anunció el martes que algunas unidades que habían participado en maniobras militares comenzarían a regresar a sus bases, dando esperanzas de que el Kremlin pudiera no tener planes de invadir Ucrania de inmediato. Pero no dio detalles sobre cuántos efectivos eran o de dónde partían.

Eso complicaba los esfuerzos por determinar el alcance de la decisión, que hizo subir los mercados financieros y el castigado rublo tras semanas de escalada en la peor crisis entre Oriente y Occidente registrada en Europa en varias décadas. El anuncio se hizo al día siguiente de que el ministro ruso de Exteriores indicara que el país estaba dispuesto a seguir hablando sobre los agravios de seguridad que llevaron a la crisis de Ucrania, un gesto que cambió el tono tras semanas de tensiones.

Sin embargo, la operación se anunció horas después de que un funcionario estadounidense de Defensa dijera que algunas tropas y equipamiento militar ruso avanzaban hacia la frontera de Ucrania, en lugar de alejarse. Y autoridades occidentales continuaron el martes con sus advertencias de que las fuerzas rusas podrían entrar en Ucrania en cualquier momento. Algunos señalaron al miércoles como posible día de invasión.

Los temores a una invasión se deben a que Rusia ha movilizado más de 130.000 soldados cerca de Ucrania. Moscú niega tener planes de invadir el país vecino pese a haber desplegado tropas en las fronteras al norte, sur y este de Ucrania y a las grandes maniobras militares iniciadas cerca.

Estados Unidos y otros aliados de la OTAN, por su parte, han llevado tropas y suministros militares hacia el flanco occidental de Ucrania y prometido más ayuda económica para el país exsoviético.

El Ministerio ruso de Defensa no indicó dónde estaban desplegadas las tropas que iban a retirarse ni cuántos soldados se marcharían.

Cuando se le preguntó por el anuncio, el ministro de Exteriores, Sergey Lavrov, recalcó que Rusia celebra maniobras “en su propio territorio y de acuerdo a sus planes, comienzan, continúan y terminan como se planeó”. El ministro afirmó que esos ejercicios siempre cumplen la planificación, independientemente de “quién piense qué y quién se ponga histérico por ello, quién esté realizando un auténtico terrorismo informativo”.

Líderes ucranianos expresaron su escepticismo por la retirada.

“Rusia hace declaraciones diversas constantemente”, dijo el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba. “Por eso tenemos una norma: No nos creemos lo que oímos, lo creeremos cuando lo veamos. Cuando veamos retirada de tropas, creeremos en la desescalada”.

Los líderes europeos han intentado impedir una nueva guerra en el continente tras varias semanas en las que los europeos se han sentido atrapados entre Rusia y Estados Unidos, y los precios de la energía para los hogares han subido debido a la dependencia europea del gas ruso.

El canciller de Alemania, Olaf Scholz, se reunió el martes en Moscú con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al día siguiente de sentarse en Kiev con el líder ucraniano. En sus declaraciones al llegar al Kremlin, Scholz mencionó las tensiones en Ucrania pero también los lazos económicos entre Berlín y Moscú, que complican los esfuerzos occidentales por acordar un castigo para Rusia en caso de invasión.

El ministro polaco de Exteriores, Zbigniew Rau, uno de los principales detractores de Rusia en Europa, también viajó el martes a Moscú para entrevistarse con Lavrov y ambos hablaron de cómo emplear la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa para buscar más negociaciones que rebajen las tensiones en torno a Ucrania.

Lavrov había apuntado a más esfuerzos diplomáticos el día anterior, en una reunión con Putin diseñada para televisión que parecía planteada para enviar un mensaje sobre la postura del mandatario ruso. El ministro de Exteriores alegó que Moscú debería celebrar más reuniones, pese al rechazo de Occidente a considerar las principales exigencias rusas.

Moscú quiere garantías de que la OTAN no permitirá que Ucrania y otros países exsoviéticos entren en la alianza. También quiere que la alianza detenga el despliegue de armas a Ucrania y retire sus fuerzas de Europa Oriental.

Lavrov dijo que las posibilidades de conversaciones “están lejos de haberse agotado”.

Estados Unidos reaccionó con frialdad.

“La vía de la diplomacia sigue disponible si Rusia decide participar de forma constructiva”, dijo la vicesecretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. “Sin embargo, no nos engañamos sobre las posibilidades de eso, dados los pasos sobre el terreno que está dando Rusia a simple vista”.

El ministro ucraniano de Exteriores, por su parte, se atribuyó el mérito por haber mantenido las opciones diplomáticas abiertas, al menos por el momento.

“Logramos con nuestros socios evitar cualquier nueva escalada de la Federación de Rusia. Ya estamos a mediados de febrero y ven que la diplomacia sigue funcionando”, dijo Kuleba.

Como en un gesto de desafío, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo que el miércoles sería un “día de unidad nacional” y pidió a la población que mostrara la bandera amarilla y azul del país y cantara el himno nacional ante las “amenazas híbridas”.

Pese a las señales alentadoras, varios países europeos y Estados Unidos mantuvieron sus advertencias.

La secretaria británica de Exteriores, Liz Truss, reiteró el martes a Sky News que el riesgo de invasión sigue existiendo y “podría ser inminente”. Pero añadió que “aún hay tiempo para que Vladimir Putin se aleje del borde del abismo”.

La ministra noruega de Exteriores, Anniken Huitfeldt, hizo una advertencia similar.

Las autoridades estadounidenses dijeron que el Ejército ruso proseguía con los aparentes preparativos de ataque a lo largo de la frontera de Ucrania. Un funcionario de defensa de Estados Unidos dijo que pequeños grupos de unidades de tierra llevaban varios días alejándose de los lugares de concentración de tropas y tomando posiciones más cerca de la frontera ucraniana, en lo que serían puntos de partida si Putin lanzara una invasión.

El funcionario habló bajo condición de anonimato para comentar información no publicada. CBS News fue la primera en informar sobre el movimiento de las unidades.

La compañía de imágenes por satélite Maxar Technologies, que ha monitoreado los movimientos de tropas rusas, reportó un aumento de la actividad militar rusa en Bielorrusia, Crimea y el oeste de Rusia, con la llegada de helicópteros, aeronaves de ataque a tierra y aviones cazabombarderos en posiciones de vanguardia. Las fotografías cubren un periodo de 48 horas y muestran también a fuerzas de tierra que salen de sus acuartelamientos y unidades de combate que forman caravanas.

Mientras tanto, legisladores rusos pidieron a Putin el martes que reconociera como estados independientes las zonas bajo control rebelde en el este de Ucrania. La Duma Estatal, la cámara baja, aprobó enviar una petición al respecto a Putin.

El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que la cuestión de reconocer las repúblicas autoproclamadas es “muy, muy relevante para el público”. Pero no estaba claro qué respondería el mandatario o cómo podría afectar el asunto a las acciones rusas en ucrania.

Mientras Estados Unidos adviette que Rusia podría invadir Ucrania cualquier día y Kiev advierte a la población que localice su refugio antibombas más cercano, en la propia Rusia no se oyen tambores de guerra.

El Kremlin ha tachado las advertencias estadounidenses de “histeria” y “absurdo”, y muchos rusos creen que Washington aviva el miedo y las tensiones de forma deliberada para provocar un conflicto por motivos internos.

Pocos esperan una guerra.

En la región rusa de Belgorod, a unos 30 kilómetros (18 millas) de la frontera ucraniana, la gente continuaba con su vida como de costumbre, aunque por las calles del pueblo se veían más militares.

“Sólo han empezado a pasar aviones, helicópteros, supongo que para patrullar la frontera”, dijo Vladimir Konovalenko.

Lyudmila Nechvolod, que vive en el pueblo, dijo no estar preocupada.

“Somos amigos de Ucrania. Y no estamos seguros de que Ucrania quiera guerra con nosotros (…) Estamos en la frontera, tenemos parientes aquí y allá, todo el mundo tiene a alguien allá (en el lado ucraniano), comentó. ”Nadie quiere guerra”.


Karmanau informó desde Kiev, Ucrania. Angela Charlton en París; Vladimir Isachenkov en Moscú; Geir Moulson en Berlín; Jill Lawless en Londres; Jan M. Olsen en Copenhague, Dinamarca, y Robert Burns en Washington contribuyeron a este despacho.