En lo que va de este año 2022, la salud del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, preocupó a los mexicanos debido a dos situaciones: su segundo contagio por la COVID-19 y el cateterismo cardiaco al que fue sometido.

Fue el pasado viernes 21 de enero, después de dar su conferencia mañanera, cuando los mexicanos se enteraron de que el presidente había ingresado al hospital para ser sometido a un cateterismo cardiaco.

Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia de México, fue quien dio a conocer que el mandatario mexicano había ingresado al hospital de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la Ciudad de México.

“Esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador ingresó al hospital central militar de la @SEDENAmx para llevar a cabo una revisión médica de rutina programada”, escribió Ramírez Cuevas.

Más tarde, ese mismo viernes, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, dio más detalles sobre el estado de salud del presidente mexicano.

“En este procedimiento se encontraron el corazón y las arterias del señor Presidente sanos y funcionando adecuadamente. No fue necesario realizar ningún otro tipo de intervención y fue un procedimiento breve que duró alrededor de 30 minutos”, dijo López Hernández.

“El señor Presidente se encuentra en perfecto estado de salud y seguramente el día de mañana reanudará sus actividades con normalidad”, agregó.

Tras darse a conocer la noticia, diversas voces de la sociedad mexicana se expresaron a través de redes sociales.

Pero fue al mediodía del sábado 22 de enero cuando las dudas sobre la salud del mandatario mexicano se despejaron luego de que el propio presidente difundió un video donde aseguraba que se encontraba en buen estado de salud y listo para continuar con la transformación de México.

“Pasé la noche en el Hospital Central Militar y ya estoy de nuevo aquí en Palacio, ya muy tranquilo y muy contento porque tenemos que consumar la obra de transformación”, expresó.

El mandatario mexicano, de 68 años de edad, sufrió un infarto agudo en el miocardio en diciembre de 2013, por lo que dijo que se sometió a una cirugía coronaria.

“Encontraron que estaban bien las arterias, sin obstrucción y tardaron media hora en todo el proceso, luego me llevaron a la habitación, me siguieron hidratando”, comentó.

“Desde entonces, periódicamente estoy checándome, tomo medicamentos para tener controlada la presión todos los días y fui al hospital hace 15 días, me hicieron la prueba de esfuerzo y los médicos, los especialistas decidieron que tenían que hacerme un cateterismo”, relató.

Andrés Manuel López Obrador, quien también padece de hipertensión, dijo tener listo su “testamento político” ante cualquier contingencia además de afirmar que se atiende por una situación de seguridad nacional.

“No puedo gobernar un país en un proceso de transformación, no puedo actuar con responsabilidad, además con estos antecedentes del infarto y la hipertensión, mi trabajo que es intenso, sin tener en cuenta la posibilidad de una pérdida de mi vida. ¿Cómo queda el país?”, manifestó.

El pasado lunes 10 de enero, las alarmas también se encendieron entre los mexicanos al darse a conocer por la tarde de ese día el segundo contagio por COVID-19 del presidente mexicano.

“Informo a ustedes que estoy contagiado de #COVID19 y aunque los síntomas son leves, permaneceré en aislamiento y solo realizaré trabajo de oficina y me comunicaré de manera virtual hasta salir adelante”, informó.

Tras ausentarse durante casi una semana de su conferencia mañanera, Andrés Manuel López Obrador regresó el pasado lunes 17 de enero a sus actividades presenciales y la conferencia mañanera.

“Ya salimos del contagio, nos fue bien, es demostrable que esta variante no tiene la misma gravedad de la anterior de la variante Delta en síntomas y también en tiempo de recuperación esto es bueno para que no nos espantemos”, expresó.

Agencias