Hospitales de todo el país han tenido que comenzar a cancelar miles de citas para suministrar la vacuna contra el COVID-19 ante la escasez de dosis, lo que está provocando una gran desesperación en los funcionarios de salud.
La situación es especialmente grave en Texas, que suma más de 2 millones de casos, según datos de nuestra cadena hermana NBC News. Esto mientras el país ya superó los 25 millones de contagios y más de 416,000 muertes.
El sistema hospitalario de Houston que dirige el el doctor Esmaeil Porsa, el Harris Health, es uno de los que se está quedando sin vacunas.
El centro, que atiende a miles de pacientes, en su mayoría sin seguro médico, podría quedarse sin suministro de vacunas tan pronto como este sábado a mediodía, advirtió Porsa al periódico The New York Times.
De acuerdo con el doctor, el problema tiene que ver con la disponibilidad de la vacuna: las vacunas no están llegando debido a un problema de distribución.
“De repente, la distribución de vacunas se detuvo”, aseguró el médico.
Pero esto no solo ocurre en Texas. En San Francisco, California, el Departamento de Salud tenía previsto quedarse sin vacunas esta semana porque los funcionarios tuvieron que suspender temporalmente miles de dosis tras reportarse un número más elevado de lo habitual de reacciones alérgicas, según el medio citado.
“Creo que esto es realmente una continuación de las consecuencias de la falta de una respuesta federal coordinada. Básicamente, las ciudades y los condados se quedaron solos para hacer frente a esta pandemia”, señaló a este medio el médico Grant Colfax, jefe del Departamento de Salud Pública de San Francisco.
En el estado de Nueva York, algunas clínicas retrasaron o cerraron temporalmente los programas de vacunación al recibir menos vacunas de las que esperaban.
En el centro de dicho estado, el ejecutivo del condado de Oneida, el republicano Anthony J. Picente Jr., dijo el viernes que se sentía frustrado por haberse visto obligado a cerrar temporalmente dos centros de vacunación gestionados por el condado.
“Es indignante, es una vergüenza y claramente no es la forma en que se debe gestionar esta pandemia”, aseguró Picente en una rueda de prensa frente a un cartel de que decía “cerrado”.
El gobernador Andrew Cuomo dijo que Nueva York ha estado administrando una media de 80,000 dosis al día —sin contar las vacunas repartidas en las residencias de ancianos—.
A ese ritmo, se tardaría meses en vacunar a las más de 7 millones de personas que actualmente pueden recibir las vacunas en el estado. La gran pregunta sin respuesta es si las farmacéuticas podrán aumentar la producción.
En Carolina del Sur, un hospital en la ciudad de Beaufort tuvo que cancelar 6,000 citas de vacunación después de recibir solo 450 de las dosis que esperaba. En Hawai, un hospital de Maui canceló 5,000 citas para la primera dosis y dejó en suspenso otras 15,000 solicitudes de citas.
Hasta este sábado, se habían distribuido más 41 millones de dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna a los Gobiernos estatales y locales, pero solo se habían administrado alrededor de 20.5 millones de dosis a los pacientes, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Los CDC relajan los requisitos de vacunación
Ante la escasez de suministros y las trabas para su distribución, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han modificado sus recomendaciones para la vacunación contra el coronavirus. De esta manera buscan permitir que los pacientes puedan usar en la primera dosis una vacuna de las dos aprobadas, y la otra en la segunda dosis.
La principal autoridad sanitaria del país estableció la nueva pauta pese a que un cambio de este tipo no ha sido estudiado en ensayos clínicos. El cambio de recomendaciones dará más flexibilidad a la retrasada campaña de vacunación, en un momento en que el presidente entrante, Joe Biden, lanzó un ambicioso plan para suministrar 100 millones de vacunas en sus primeros 100 días.
Con información de AP, Efe y The New York Times.