CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los tres aspirantes a la presidencia de México se ven las caras el domingo en un primer debate en el que se espera una dura confrontación sobre algunas de las preocupaciones que aquejan a los mexicanos como la salud, la violencia contra las mujeres y la corrupción, una de las banderas del gobierno saliente que ha dominado parte del primer mes de campaña electoral.

Aunque no está en la agenda se prevé que también se abordará la crisis diplomática con Ecuador que se desató luego de la irrupción de policías en la embajada mexicana en ese país para apresar a un ex vicepresidente ecuatoriano que había recibido asilo político. Según los analistas el incidente podría llevar a cambios en la estrategia de la oposición que tendrá manejarse con cuidado a la hora de atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador quien ha recibido amplios respaldos de gobiernos extranjeros y diferentes sectores en el país tras la crisis.

El primer careo televisado entre los candidatos se da a menos de dos meses de los comicios generales del 2 de junio en los que se perfila como favorita Claudia Sheinbaum, abanderada del partido gobernante Morena. Se mantiene arriba en las preferencias electorales superando por más de veinte puntos a su rival más cercana, la exsenadora opositora Xóchitl Gálvez.

Con un margen mucho mayor, está el exdiputado opositor Jorge Álvarez Máynez como tercer candidato.

De acuerdo con las reglas acordadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), que organizó el evento, el primer debate se extenderá por dos horas y se dividirá en tres segmentos. Los candidatos responderán a las preguntas que realizó la ciudadanía por las redes sociales sobre asuntos claves.

Desde el inicio de la campaña electoral el 1 de marzo, la corrupción, un problema que ha golpeado por años a México, ha dominado parte del debate electoral y ha sido utilizado por los candidatos para atacarse mutuamente.

Sheinbaum ha llamado a sus electores a salir a votar el 2 de junio para asegurar la continuidad del proyecto político de su mentor, López Obrador, y para evitar que “regrese la corrupción” de los gobiernos anteriores, en referencia a los tradicionales Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN), que apoyan a Gálvez.

Por su parte, la exsenadora opositora también ha aprovechado la campaña para denunciar supuestos hechos de corrupción que involucran a dos de los hijos de López Obrador en contrataciones para la construcción de un tren turístico en el sur del país, conocido como el “Tren Maya”. Ha planteado que, de llegar Sheinbaum a la presidencia, “será la tapadera de los casos de corrupción de este sexenio”.

En esa misma línea, el candidato Álvarez Máynez ha expresado que sus contrincantes representan la continuidad de los males que han golpeado a México por varios sexenios como la corrupción. Y ha proclamado que su proyecto representa una ruptura con esas viejas prácticas.

Los debates electorales se han convertido en las últimas décadas en una práctica cada vez más común que pueden llevar a giros sorpresivos en el resultado de los comicios, tal como ocurrió el año pasado en Ecuador. Pero en el caso mexicano no se prevé que genere mayor impacto en las preferencias electorales, que lucen muy definidas a favor de la candidata del partido gobernante, según indicaron analistas consultados por The Associated Press.

Aunque se ha minimizado su incidencia, en los últimos días ha surgido gran expectativa en torno al debate, alimentada por las críticas que hizo Morena a uno de los dos moderadores. El partido oficialista exigió imparcialidad y rechazó la decisión de la autoridad electoral de dejar en manos de los moderadores la elección de las preguntas.

Patricio Morelos, profesor en Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico de Monterrey, duda de que el careo televisado pueda influir en las tendencias de los candidatos y lo atribuyó al desinterés de la ciudadanía y a la poca audiencia que los debates atraen.

Morelos planteó que en la mayoría de los casos sólo “sirven para reforzar posturas” de los candidatos y electores. “Cada candidato le habla a su perfil de votantes y, por eso, creo que los debates no son tan efectivos”, agregó.

Pese a ello, el asesor político Rubén Aguilar reivindicó la práctica y afirmó que su impacto será más mediático. Servirá para que una parte del país pueda conocer a los candidatos y saber qué piensan y cómo interactúan entre ellos. “Habrá sorpresas más de corte estrictamente mediático, en la medida que hay un sector muy grande de la población que no tiene ni idea de quién es Jorge Álvarez Máynez y de repente lo va ver y se va a encontrar con un señor y lo va a descubrir”.

A horas de que inicie el encuentro, la expectativa se mantiene sobre cómo actuarán los candidatos y las estrategias que seguirán frente a las pantallas.

Para Morelos, se verá una “fotografía” muy similar a la observada en las últimas semanas, en las que la candidata oficialista se ha apegado a la defensa del proyecto político de López Obrador y ha sido muy cuidadosa para evitar polémicas y cometer errores.

En el caso de Gálvez, el académico indicó que no cree que la opositora haga cambios en el discurso confrontativo que ha mantenido contra el mandatario y contra su candidata, porque “necesita acercarse en el menor tiempo posible a Claudia Sheinbaum y eso la obliga a ser confrontativa, a ser explosiva, a buscar ser disruptiva”.

Pero el politólogo Javier Rosiles Salas indicó que la crisis con Ecuador podría forzar a Gálvez a realizar ajustes en su estrategia frente al gobierno. “Tendrá que ser muy quirúrgica en donde atacar y donde no atacar porque los mexicanos estarán muy pendientes de lo que digan las candidatas sobre lo que pasa en Ecuador”, agregó.

Los analistas estiman que para Álvarez Máynez el debate será una oportunidad única para darse a conocer y es por ello que podría recurrir a propuestas llamativas para atraer la atención de los medios y lograr que se hable de él en los días posteriores.