Casi 700 trabajadores en los puertos gemelos de Los Ángeles y Long Beach contrajeron COVID-19, y cientos más de ellos tomaron licencias relacionadas con el virus, lo cual genera temores de una severa desaceleración en la multimillonaria economía logística de la región.
Una creciente tasa de infección de los trabajadores portuarios, que es paralela al aumento del virus en California, está exacerbando un fuerte enredo en los dos puertos debido al incremento inducido por la pandemia en las importaciones de bienes generales. Los ejecutivos portuarios, líderes sindicales y funcionarios electos emprendieron una campaña urgente para la vacunación de los trabajadores, por temor a que la escasez de mano de obra pueda obligar al cierre de las terminales.
“Tenemos más carga que mano de obra calificada”, afirmó Eugene Seroka, director ejecutivo del puerto de Los Ángeles, en una entrevista. “Nos dicen que 1.800 trabajadores no podrán hacer sus tareas debido al COVID en este momento. Eso puede [incluir] a aquellos que están aislados mediante el rastreo de contactos, quienes esperan los resultados de las pruebas o tal vez temen ir al trabajo ahora que mucha gente está enferma”.
Los lugares de trabajo en todo California, desde los gigantescos almacenes hasta los negocios de los vecindarios, enfrentan crecientes casos de coronavirus mientras intentan mantenerse a flote en medio de restricciones que oscilan continuamente. A medida que la pandemia ha empeorado, contener el virus se ha vuelto más difícil, especialmente entre los trabajadores esenciales de la región de Los Ángeles, que incluyen a los portuarios, así como a empleados de tiendas de comestibles y enfermeros.
En los primeros meses de la pandemia, el volumen de contenedores en el puerto de Los Ángeles se desplomó casi un 19%, pero en la segunda mitad de 2020 aumentó casi un 50%. “No compramos boletos de avión ni vamos a encuentros deportivos ni al cine”, comentó Seroka. “Entonces gastamos dinero en artículos minoristas”.
Eso provocó un retraso en los puertos que ahora se une a la crisis del COVID. El martes, 45 buques estaban anclados en los puertos gemelos esperando descargar, parte de un cuello de botella de meses que no se había visto desde una ralentización del trabajo ocurrida hace seis años.
“Sin una acción inmediata, las terminales en el complejo portuario más grande de Estados Unidos pueden enfrentar el peligro muy real de cerrar”, escribieron la representante Nanette Díaz Barragán (demócrata de San Pedro) y el representante Alan Lowenthal (demócrata de Long Beach) a los funcionarios de salud del condado de Los Ángeles y de California, el 15 de enero pasado. “Esto sería desastroso no solo para las comunidades de South Bay, sino también para toda la nación, que depende del flujo vital de mercancías a través de estos puertos”.
La advertencia de los dos miembros del Congreso se produjo días después de que el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, el de Long Beach, Robert García, y otros funcionarios locales escribieran al gobernador Gavin Newsom y a Mark Ghaly, secretario de salud y servicios humanos de California, instándolos a acelerar la vacunación de los 15.000 trabajadores portuarios del sur de California “lo antes posible”.
Los puertos, escribieron, “se consideran una infraestructura crítica para fines de seguridad nacional y suministros médicos durante la pandemia”. Las importaciones de equipos protectores desde Asia, que incluyen mascarillas, desinfectantes y ventiladores para hospitales y otras empresas en todo el país, fluyen principalmente a través del complejo de Los Ángeles y Long Beach.
Seroka, el director del puerto, remarcó que las empresas de logística privadas, los directores de puertos del estado y los funcionarios de la Unión Internacional de Estibadores y Almacenes “han trabajado todos los ángulos posibles” desde diciembre pasado para obtener ayuda con las pruebas y la vacunación de los trabajadores. “Todavía no hemos podido vacunar a uno solo de ellos”.
La semana pasada, Newsom anunció que se comenzaría a inmunizar a californianos de 65 años o más. Los funcionarios del condado de Los Ángeles afirmaron que pondrían a disposición de esos residentes las citas para vacunarse a partir de este jueves. Sin embargo, el condado aún no recibió las dosis suficientes para satisfacer la demanda.
Hasta ahora, las vacunas del condado se limitan a trabajadores de la salud y de emergencias, y a residentes y personal de los centros de enfermería especializada. Alrededor de 450.000 empleados sanitarios aún deben vacunarse y la siguiente fase no comenzará hasta que ellos hayan sido inmunizados, probablemente eso sería hasta principios de febrero.
Los ejecutivos portuarios, líderes sindicales y funcionarios electos locales quieren que los trabajadores portuarios sean los siguientes en la fila, después de los trabajadores médicos y de primera línea.
El departamento de salud del condado de Los Ángeles no respondió a una solicitud de comentarios al respecto.
Los trabajadores portuarios reportan infecciones a través de un portal conjunto operado por ILWU y la Asociación Marítima del Pacífico, que representa a los empleadores de las terminales. Según ILWU, de los 694 trabajadores portuarios que informaron infecciones por COVID-19 al 17 de enero, 12 han muerto. En una carta enviada esta semana a la asociación marítima, tres presidentes de las sedes de ILWU del sur de California dijeron que una sola terminal -Fenix Marine Services- de las 12 en los puertos gemelos, informó un brote desde el comienzo de la pandemia, que involucró a 15 trabajadores.
Según las regulaciones del condado de Los Ángeles, si un lugar de trabajo tiene tres o más casos confirmados de COVID-19 en 14 días, el empleador debe notificar de inmediato al departamento de salud pública local, señaló la carta. “Los operadores de terminales en el complejo portuario de la Bahía de San Pedro no lo están haciendo”, escribieron los representantes. “La gran mayoría no informan en absoluto”.
James McKenna, presidente y director ejecutivo de la asociación marítima, señaló: “Probablemente existe la posibilidad de que [las terminales] no hayan informado”. Después de recibir la carta, agregó, su grupo “les reiteró que necesitan reportar de manera oportuna y continua”.
McKenna cuestionó la cantidad de trabajadores portuarios actualmente inactivos por la pandemia, alegando que los 1.800 citados por ILWU, ejecutivos portuarios y funcionarios electos representa un total para todos los puertos de California e incluye a los trabajadores con licencia por otras enfermedades.
Según el sindicato, la tasa de positividad, que mide la prevalencia de infecciones en comparación con el número de pruebas, es del 65% para el puerto de Los Ángeles y del 71% para el de Long Beach. Pero McKenna dijo que esos porcentajes no son confiables porque es posible que aquellos con resultados negativos no estén ingresando su información en el portal.
Ni Seroka ni Mario Cordero, director ejecutivo del Puerto de Long Beach, esperan un cierre inminente de las terminales portuarias. “Pero no quiero esperar hasta que sea demasiado tarde y luego tener que decir: ‘Ahora sí debemos cerrar esto’”, afirmó Seroka. “Tenemos que mantenerlo en marcha”.
En una entrevista, Cordero respaldó la urgencia de la carta al Congreso. “Si no hacemos algo rápido”, enfatizó “estamos poniendo en peligro la fluidez del movimiento de carga”.
LA Times
La redactora de The Times Rosanna Xia contribuyó con este informe.