MEXICO.- Si por él fuera, Luis Manuel Hernández hubiera pagado lo que le piden “las mafias” con tal de sacar una cita en el consulado de México en Indianapolis más el costo del pasaporte que quiere sacar allá. Pero 300 dólares es difícil porque está enfermo de ambos riñones y tiene que someterse tres veces por semana a diálisis.

Desde el restaurante donde trabaja en la línea de hamburguesas, narra su cruz en entrevista telefónica con este diario: “Mejor me aguanto”.

Sabe que puede tener problemas porque todos sus documentos están vencidos pero no logra sacar una cita telefónica ni por teléfono ni por internet sin ayuda de gestores o “coyotes”, como él los llama.

Así que se siente un doble “sin papeles” porque no tiene ni siquiera los de México y eso podría complicarle el seguro médico que tiene contratado.

Sus padecimientos —que incluyen hipertensión y diabetes, dos males que se ensañan con los mexicanos — no son la única razón por las que se niega a dar el dinero, también es por congruencia: no quiere ser parte de un sistema de corrupción que, según observa, también saltó la frontera pero con cara diplomática.

En los últimos meses, las denuncias y despidos por el tráfico de citas explotaron en algunos consulados mexicanos de la Unión Americana. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha reconocido dos: el ubicado en Fresno, California y el de Las Vegas, Nevada. Jaime Vázquez, director general de servicios Consulares, dijo en entrevista con este medio que ambos casos “son aislados” y que no han tenido reporte de ninguno otro.

Sea por desconocimiento, por miedo o porque los posibles denunciantes no tienen pruebas, el caso es que la SRE no ha tenido reportes de otros tráficos de influencias, a pesar de que abrió hace dos meses al público al público el correo de denuncia mexitel@sre.gob.mx

En Fresno el esquema ilegal de citas era entre un prestador de servicios profesionales independientes del consulado y un guardia; en Las Vegas, era a través de gestores y se dio aviso a las autoridades y quedaron inhabilitados los implicados.

Pero más allá del reconocimiento oficial, hay testimonios de cientos de casos de presunto lucro con la necesidad de citas que tienen los migrantes para tener una identificación mexicana en Atlanta Raleigh, Orlando e Indianápolis.

No es un asunto reciente. Luis Manuel Hernández lo padece desde el 2016. Desde entonces ha ido cuatro veces en vano al consulado de Indianápolis (en Columbus no hay sede diplomática). Lo han rechazado porque “no hay” espacio, concluye: como si la representación de México fuera un campo de fútbol o un concierto para el mejor postor.

“Todos los que han pagado a los coyotes sí han obtenido una cita y esto quiere decir que están en complicidad con gente dentro del consulado, se sabe que les dan su moche: por eso no hay citas si lo haces por tu cuenta”.

En Columbus incluso organizan “tours” a Indianápolis. Esto incluye la cita, pasar por el interesado a su casa, llevarlo al consulado y regresarlo con sus documentos por 155 dólares, más el costo del trámite. “Qué casualidad que cuando vas con ellos sí te reciben”, satiriza Hernández desde el hospital donde lo envió la aseguradora.

La Opinión