El repunte de los precios del bitcoin los últimos meses ha atraído un creciente interés institucional, así como la especulación de que la moneda digital podría desbancar algún día al oro como el valor refugio preferido en todo el mundo. Pero la volatilidad observada esta semana alienta a los escépticos que alegan que, como vienen prediciendo desde hace mucho tiempo, la burbuja de bitcoin finalmente podría estar comenzando a estallar.

El domingo, el bitcoin alcanzó un nuevo récord de ‘cotización’: 58.000 dólares (47.480 euros). Para el martes por la mañana, el precio había caído a poco más de 46.000 dólares. La bajada siguió a un fin de semana en el que el CEO de Tesla y fanático de bitcoin, Elon Musk, tuiteó su escepticismo ante el aparentemente imparable repunte de la criptomoneda, diciendo que pensaba que podría estar sobrevalorada. El rumor fue suficiente para provocar las críticas de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, así como del multimillonario y cofundador de Microsoft, Bill Gates.

“Mi reflexión general sería que, si tienes menos dinero que Elon, probablemente deberías tener cuidado”, dijo Gates a Bloomberg. Pero los partidarios de bitcoin se han mantenido optimistas. El miércoles, la moneda había vuelto a subir y se cotizaba cerca de los 50.000 dólares. La reciente volatilidad tiene a los de ambos lados del debate afirmando que sus pronósticos se están cumpliendo. Para saber si estamos mirando el oro del futuro o la próxima gran burbuja, DW habló con expertos sobre lo que el pasado puede enseñarnos.

El oro sigue siendo el ganador
Bitcoin y el oro “no son comparables”, o solo lo son en el sentido de que ambos son medios de pago, dice Bernd-Stefan Grewe, profesor de didáctica de la historia en la Universidad de Tubingia, en Alemania. Grewe es un experto en la cadena de producción del oro y autor del libro ‘Oro: una historia mundial’ (en alemán ‘Gold: eine Weltgeschichte’). El oro es universalmente aceptado y se puede convertir fácilmente a cualquier moneda local, explica Grewe en conversación con DW. Bitcoin, dice, no es así.

La moneda digital requiere encontrar a alguien que pueda convertirla a la moneda local. El problema principal, y el punto en el que aparece el riesgo, es la cuestión de en qué momento se convierte. “Si las cosas se ponen difíciles y quiero convertir un bitcoin rápidamente, cambiarlo por otra moneda, asumiendo que la tasa está bajando, ¿quién garantiza que puedo convertirlo al precio al que quería venderlo?”, se pregunta Grewe.

Convertir bitcoins en efectivo lleva días, agrega. Estos llamados “puntos de transacción” (los conocidos como ‘exchanges’) jugarán un papel importante en el éxito o fracaso del bitcoin en el futuro. Gran parte de la expectación en torno a bitcoin se deriva del hecho de que sus intercambios son anónimos. Cada transacción de bitcoin se registra públicamente en el libro mayor de blockchain, una característica que hace casi invulnerable al sistema. Sin embargo, las identidades detrás de los números de cuenta que envían y reciben bitcoins permanecen anónimas, una cualidad que es atractiva para los delincuentes. Las autoridades, sin embargo, todavía pueden obtener información en estos puntos de transacción.

“La idea original detrás de bitcoin era que no se puedan rastrear las transacciones y se tuviera una moneda alternativa fuera de la influencia de cualquier banco central. Eso puede haber sido un poco ingenuo”, dice Grewe. “Naturalmente, es de vital interés para todo nuestro sistema económico ganar cierto control en determinados puntos y poder controlar la oferta monetaria. Y creo que son los puntos en los que se convierten en dinero tradicional”.

Con bitcoin ganando aceptación entre el público, el interés regulatorio también aumentará. “Tan pronto como el bitcoin abandona su propio sistema y se introduce en otros circuitos económicos, aparece el punto de riesgo para los delincuentes”, dice Grewe. “Las instituciones públicas ciertamente estarán ahí vigilando, al menos eso espero”.

Esto también podría amenazar la reputación de bitcoin de estar a salvo de la inflación. “Si se pierde la confianza en la convertibilidad, eso también colapsará”, especula Grewe. “Al igual que con cualquier otra moneda, habrá una inflación tremenda”.

Burbujas del pasado
Hasta aquí la teoría del oro. ¿Qué pasa con la supuesta burbuja? ¿Ha habido burbujas en el pasado que se parezcan a las que estamos viendo con bitcoin? “La respuesta corta es no”, dice Will Quinn, profesor de Finanzas en la Queen’s University de Belfast, en Irlanda del Norte.

Quinn es coautor de ‘Boom and Bust: A Global History of Financial Bubbles’ (traducible por ‘Auge y caída: una historia global de las burbujas financieras’), que se publicó en agosto de 2020. “Hay modelos anteriores con los que comparte elementos”, explica en conversación con DW. “Pero es en esencia nuevo y diferente”.

Un ejemplo con similitudes es la burbuja del Mississippi de 1720, “un experimento monetario a gran escala que nunca acabó de funcionar del todo”, dice Quinn. La idea, creación del economista escocés John Law, fue “elaborada muy, muy deliberadamente como parte de un plan para introducir el papel moneda en los fondos públicos de forma pionera”, explica Quinn. “Si se examinan los libros, no se puede evitar la conclusión de que el precio era demasiado alto”.

Bitcoin también se parece a la burbuja de la Compañía del Mississippi debido a la aparición de tether, una moneda digital utilizada para comprar bitcoin. Los tethers, que se pueden comprar en intercambios con dinero fiduciario normal, están supuestamente respaldados uno a uno por dólares estadounidenses, lo que está destinado a asegurar su estabilidad. El martes, sin embargo, las autoridades del estado de Nueva York anunciaron que dos importantes empresas que facilitaban el comercio de tether ya no podían operar allí, después de que una investigación descubriera que habían “mentido” para encubrir pérdidas financieras y falta de reservas de efectivo, ocultando el verdadero riesgo para los inversores que buscan comprar bitcoins.

Las ramificaciones a largo plazo del bitcoin están por verse. Pero teniendo en cuenta la alta participación de bitcoins comprados con tether, algunos ven la noticia del fraude de tether como el comienzo del fin.

El futuro del… ¿fraude?
¿A qué otra cosa le recuerda el bitcoin a Quinn? Un esquema Ponzi. El sistema bitcoin está diseñado de una manera que paga generosamente a los primeros usuarios con fondos generados por inversores posteriores… la característica principal de un esquema Ponzi, explica.

También es similar en que los primeros usuarios reclutan agresivamente a los nuevos usuarios, principalmente a través de internet. “La gente trata de convencerte de que compres bitcoin todo el tiempo”, se queja Quinn. Es casi una versión mejorada de un esquema Ponzi, agrega, porque no tiene un operador central que pueda absorber el dinero.

El veredicto
Mirando hacia adelante en lugar de hacia atrás, ni Quinn ni Grewe están convencidos de que todo el mundo aceptará los bitcoins en el futuro. “Personalmente, he estado esperando que la burbuja estalle desde hace tres años”, dice Grewe. Para Quinn, el límite de transacciones de bitcoin, entre otras cosas, es una barrera importante para su adopción.

Bitcoin puede manejar muchas menos transacciones por segundo que empresas como VISA, por ejemplo. Y debido a que bitcoin no tiene a nadie a cargo, no hay forma de implementar estos cambios, dice. “Es una estructura de gobierno que está diseñada para no cambiarse”, prefijada desde su diseño informático. “Creo que en este momento se le puede llamar ya burbuja”, concluye Quinn, quien se había resistido a esa etiqueta hasta hace poco, debido a la pequeña cantidad de agentes involucrados.

“Pero en este punto, ya hay mucho interés minorista”, dice. Mucho pequeño inversor. “A mí me parece, simplemente, una burbuja”.

(lgc/er)

Autor: Kristie Pladson

D