Josep Borrel, el alto representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), dijo a comienzos de esta semana que “lamentablemente no tenía buenas noticias” sobre el tratado de libre comercio entre la UE y el Mercosur. Una vez más. Si bien los países sudamericanos quieren firmar el acuerdo, en Europa hay resistencia, especialmente por parte de Francia. Allí, el presidente, Emmanuel Macron, teme la ira de los agricultores, que tendrían que enfrentarse a una dura competencia con la agricultura altamente eficiente de Brasil o Argentina.

“Perdimos 22 años”
El expresidente de Uruguay José ‘Pepe’ Mujica resumió así el ánimo entre los países del bloque sudamericano del Mercosur, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y, en el futuro, también Bolivia: “No iba bien y no saldrá nada bueno”, dijo Mujica en un evento en Brasil. Y sacó una aleccionadora conclusión: “Perdimos 22 años”. El ministro de Exteriores de Paraguay, Rubén Ramírez, dijo que las negociaciones se postergaron hasta después de las elecciones europeas, en junio, y algunas fuentes hablan incluso de que se han suspendido hasta septiembre.

“El perdedor es Europa”
El asesor y analista Carl Moses, que reside en Buenos Aires, dijo a DW que en esto hay un claro perdedor: “Europa pierde en Sudamérica no solo sectores del mercado y oportunidades para el futuro, sino también credibilidad. Sobre todo, en lo concerniente al tan mentado cambio de época en la geopolítica. El Mercosur espera desde hace años a la UE, y es probable que se haya acostumbrado a esa situación. El perdedor es Europa”, advirtió.

Según Moses, se trata de un revés sobre todo para el nuevo presidente argentino, Javier Milei, considerado un ferviente defensor del libre comercio, quien esperaba que el acuerdo UE-Mercosur fuera un éxito inicial en política exterior y en su enfoque de apertura del mercado.

China vuelve al primer plano
Dado que, una vez más, los europeos no logran ponerse de acuerdo, China vuelve a pasar a un primer plano como socio. En particular el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, dejó abierta la opción de Pekín y fue criticado por eso dentro del Mercosur. Una Europa titubeante tendría ahora que confiar precisamente en Milei como su baluarte, un mandatario que se había pronunciado claramente contra “los comunistas de China”, y mucho más claramente a favor de Europa y América del Norte. “El Mercosur está celebrando acuerdos, por ejemplo, con Singapur o próximamente con los Emiratos Árabes Unidos”, afirma Moses.

También se está negociando un pequeño tratado europeo. Sin embargo, los países agrupados en la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), -Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza- suman sólo 14 millones de habitantes.

Una chance histórica perdida
El tratado de libre comercio UE-Mercosur ya se había terminado de negociar en 2019, y entonces Francia lo bloqueó, según la versión oficial, debido a la política amazónica contra el medioambiente del populista de derecha Jair Bolsonaro. Entretanto, Brasil es gobernado por un político de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, quien acusa a los europeos de querer construir una especie de “proteccionismo verde” contra América del Sur con regulaciones medioambientales introducidas posteriormente.

Nuevos clavos en el ataúd del tratado
Luego de las elecciones europeas se producirá un nuevo intento de cerrar el acuerdo Mercosur-UE. Pero las condiciones marco han cambiado nuevamente. La ley de cadenas de suministro de la UE, que exigían activistas y organizaciones de protección al medioambiente -y que fue percibida por parte de la economía sudamericana como un ataque a la soberanía- ha fracasado.

Por otra parte, hace pocos días, la organización ecologista Greenpeace publicó un peritaje legal que cuestiona fundamentalmente la base jurídica del tratado de libre comercio. Greenpeace critica que podría conducir a una ampliación del transporte comercial y marítimo, lo cual podría ser negativo para el clima. “Todos los días se colocan nuevos clavos al ataúd del tratado. Lo absurdo es que, en la Unión Europea, la mayoría de los expertos están convencidos de que Europa necesita mucho más urgentemente el acuerdo que Sudamérica. A pesar de eso, Europa no pone manos a la obra”, subraya Moses.

(cp/ers)

Autor: Tobias Käufer