WASHINGTON, 10 feb (Reuters) – Los precios al consumidor en Estados Unidos subieron levemente en enero debido a que un aumento en el costo de la gasolina fue mitigado por una caída en las tarifas de las aerolíneas, lo que sugiere que la inflación podría seguir siendo benigna por un tiempo en medio de una pandemia que ha fracturado el mercado laboral y la industria de servicios.
El Departamento de Trabajo dijo el miércoles que su índice de precios al consumidor aumentó un 0,3% el mes pasado después de un avance del 0,2% revisado a la baja en diciembre. En los 12 meses hasta enero, el IPC subió 1,4% luego de avanzar un 1,3% revisado en diciembre.
Anteriormente se informó que el IPC había aumentado un 0,4% en diciembre y un 1,4% interanual. La subida del IPC del mes pasado estuvo en línea con las expectativas de los economistas.
La inflación se está vigilando de cerca este año, cuando se espera que el crecimiento económico sea impulsado por el estímulo fiscal y las vacunas contra el coronavirus se vuelvan accesibles para grandes franjas de la población, desatando la frenada demanda de servicios.
Se prevé una inflación más alta para la primavera boreal, ya que la caídas de precios al comienzo de la crisis del coronavirus están desapareciendo de los cálculos. Sin embargo, los economistas están divididos sobre si una inflación más rápida se mantendrá más allá de los llamados efectos base.
Algunos creen que billones de dólares en ayuda por la pandemia proporcionados por el gobierno avivarán las presiones sobre los precios. Otros argumentan que la inactividad del mercado laboral, con al menos 17,8 millones en prestaciones por desempleo, hará más difícil que la inflación se consolide.
La Reserva Federal ha señalado que podría tolerar precios más altos, después de que la inflación se ha mantenido por debajo de su objetivo del 2%, un promedio flexible.
El banco central estadounidense ha recortado las tasas de interés casi a cero y está inyectando dinero a la economía a través de la compra de activos. Se espera que mantenga su política monetaria ultraexpansiva hasta mediados de 2023.
“La inflación subiría por encima del 2% en la primavera (boreal), pero esto (…) debería ser transitorio”, dijo Kathy Bostjancic, economista jefa del sector financiero de Estados Unidos de Oxford Economics en Nueva York.
“Por lo tanto, la Reserva Federal debería mirar pacientemente más allá de este aumento y retrasar el despegue de las tasas hasta mediados de 2023”.
Los principales índices de Wall Street abrieron en máximos históricos. El dólar caía contra una canasta de monedas y el precio de los bonos del Tesoro de Estados Unidos subía.
Los precios de la gasolina subieron un 7,4% en enero, lo que explica en gran parte el aumento del IPC. Esto siguió a un aumento del 5,2% en diciembre. Los precios de los alimentos subieron un 0,1%, pero el costo de los alimentos consumidos en el hogar cayó un 0,1%. Los precios de los alimentos consumidos fuera de casa subieron un 0,3%.
Excluyendo componentes volátiles como alimentos y energía, el IPC se mantuvo sin cambios por segundo mes consecutivo. El denominado IPC básico se vio limitado por una caída del 3,2% en el costo de los pasajes de avión. Eso compensó los aumentos en los precios de la atención médica, los seguros de vehículos motorizados y el tabaco.
El IPC subyacente subió un 1,4% interanual después de ganar un 1,6% en diciembre.
El gasto en servicios, que representa más de dos tercios de la economía de Estados Unidos, se mantiene un 7,5% por debajo del nivel prepandemia.
(Reporte de Lucia Mutikani. Editado en español por Janisse Huambachano y Rodrigo Charme)