WASHINGTON (AP) — Apenas un mes después de la invasión de Ucrania, el presidente Joe Biden se paró en el patio de un gran castillo polaco y expuso los costos económicos punitivos que Estados Unidos y sus aliados infligían a la Rusia de Vladimir Putin. Con un juego de palabras e inglés, entre “ruble” (rublo) y “rubble” (escombros)”, declaró que el rublo casi de inmediato se “redujo a escombros”.

Según funcionarios estadounidenses, Rusia es ahora el país más sancionado del mundo. El rublo sí se hundió temporalmente y ha vuelto a caer en los últimos meses, pero en un año de guerra, está claro que las sanciones no tuvieron el impacto instantáneo que muchos esperaban.

El rublo se cotiza actualmente alrededor de la misma tasa de 75 por dólar que se vio en las semanas previas a la guerra, pero Rusia emplea controles de capital para apuntalar su moneda. Y a pesar de que la economía de Rusia se contrajo un 2,2% en 2022, eso estuvo muy por debajo de los pronósticos del 15% o más que habían esperado los funcionarios de Biden. Este año, se prevé que su economía supere a la de Reino Unido, con un crecimiento del 0,3%, mientras que Gran Bretaña se enfrenta a una contracción del 0,6%, según el Fondo Monetario Internacional.

Las grandes multinacionales estadounidenses como McDonald’s y General Electric huyeron de Rusia, y algunos de los ciudadanos más ricos del país tienen prohibido viajar a Estados Unidos. Aunque los moscovitas no pueden beber un café con leche— un “latte”— en Starbucks, hay una imitación esperándolos: Stars Coffee, la versión rusa.

El subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Wally Adeyemo, enfatizó en una entrevista que las sanciones occidentales son apenas una “herramienta como parte de una estrategia más amplia” y que Estados Unidos sigue ajustando sus sanciones para superar los giros de estrategia de Rusia.

“Mira el éxodo, la fuga de cerebros de Rusia”, declaró Adeyemo. “La economía rusa es mucho más pequeña, mucho más cerrada y se parecerá más a Venezuela, Corea del Norte e Irán que a una economía importante del G7”.

No obstante, un informe del Servicio de Investigación del Congreso de diciembre llegó a una conclusión decepcionante sobre todos los bloqueos económicos. Concluyó que “las sanciones han creado desafíos para Rusia, pero hasta la fecha, no han logrado el nocaut económico que muchos pronosticaron”.

Este es un vistazo más cercano a lo que se ha hecho hasta ahora y lo que está por venir:

¿QUÉ HA SIDO SANCIONADO, POR QUIÉN Y POR QUÉ?

El año pasado, Biden calificó las sanciones de Occidente como “un nuevo tipo de arte de políticas económicas con el poder de infligir daños que rivalizan con el poderío militar”.

Las sanciones, impuestas en gran parte a través de órdenes ejecutivas, están destinadas a castigar a Rusia y bloquear su acceso a los sistemas financieros internacionales y las cuentas bancarias que necesita para financiar su esfuerzo bélico. Los controles de exportación también limitan su acceso a chips informáticos y otros productos necesarios para equipar a un ejército moderno.

Simultáneamente, Estados Unidos y sus aliados destinaron miles de millones de dólares para proporcionar a Ucrania armas, municiones, otra ayuda militar y asistencia financiera directa.

Más de 30 países, incluidos Estados Unidos, las naciones de la Unión Europea, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Japón y otros —que representan más de la mitad de la economía mundial—, forman parte de este esfuerzo sin precedentes. Han impuesto topes de precios al petróleo y al diésel rusos, han congelado los fondos del Banco Central de Rusia y han restringido su acceso a SWIFT, el sistema dominante para las transacciones financieras mundiales.

Más allá de apuntar a instituciones y sectores económicos clave, Occidente ha sancionado directamente a aproximadamente 2.000 empresas rusas, funcionarios gubernamentales, oligarcas y sus familias. Las sanciones los privan del acceso a sus cuentas bancarias y los mercados financieros estadounidenses, lo que les impide hacer negocios con estadounidenses, viajar a Estados Unidos y más.

A diferencia de las sanciones a nivel nacional sobre Irán y Corea del Norte, las restricciones impuestas a Rusia han tenido como objetivo a sectores industriales, empresas e individuos específicos. Este enfoque fue diseñado para mantener el flujo de petróleo y gas natural ruso, a fin de limitar las interrupciones en la economía global en general, pero las exportaciones de hidrocarburos también permitieron a Rusia reponer sus finanzas y evitar un declive pronunciado.

Un país industrializado de su tamaño —la undécima economía más grande del mundo en 2021— nunca había enfrentado tal presión financiera. Daniel Fried, exsubsecretario de Estado para Asuntos Europeos y Eurasiáticos, admitió que “la realización de políticas de este tipo es siempre un tiro en la oscuridad”.